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Abr29

Impactando

Mes // Abril 2024

Impactando
«El Espíritu del Señor habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua. »
► 2 Samuel 23:2


Estamos rodeados de personas cuyo mayor faltante es el amor de Dios en sus vidas, y seguramente conoces a algunas de ellas. Personas que, literalmente hablando, creen que están en el mundo solo por existir.

La siguiente es la historia de José, un joven que a sus 19 años ha llegado a la conclusión de acabar con su vida porque, según él, es un verdadero fracaso, y que diariamente se pregunta: ¿Para qué seguir viviendo?

Argumenta que desde la edad de 13 años comenzó a consumir drogas y que al principio solo lo hacía con el fin de "probar", queriendo sentir que era parte de un grupo de jóvenes "fuertes y echados para adelante" a los que siempre admiraba por todo lo material que poseían.

Siguió probando tantas cosas que, cuando quiso parar, descubrió que ya no podía, pues había llegado al punto de cometer males para conseguir lo que deseaba. Estando en prisión, escuchó hablar a dos personas sobre la importancia de tener a Dios en nuestras vidas y las incontables oportunidades que el Señor da a los seres humanos.

Desde ese momento, José empezó a comprender el gran error en el que estaba y poco a poco fue alejándose de ese oscuro lado en el que solo están las personas que se resisten a creer en un Dios de poder y misericordia.

¿Has pensado en cuántos José hay a tu alrededor, en prisiones de todo tipo, esperando que otros que conocen de la terapéutica y liberadora palabra de Dios aparezcan, como si se tratasen de sencillos superhéroes que llegan para cambiar sus vidas?

Punto de acción

Hoy observa a tu alrededor y sé como esas personas a las cuales José escuchó hablar del amor que tiene Dios para nosotros.
Interrumpe tu viaje de vida, es posible que aprovechen tu mensaje y les cambie la vida.

«Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.»
2 Timoteo 4:1-2

Lectura bíblica necesaria: Proverbios 1:20-33 (NVI)

Tamy Olarte

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