Dic04
La carrera
Mes // Diciembre 2024
La Carrera de la Fe
No sé si alguna vez has asistido o participado en una obra de teatro, pero en ella siempre encontrarás personajes principales, secundarios y otros que están tras bambalinas. Aunque cada uno tiene una función diferente, todos forman parte de la misma obra. La vida cristiana no es una vida solitaria; está llena de innumerables testigos. Algunos los identificamos fácilmente y otros a veces ni los conocemos, pero ahí están. Somos testimonio vivo para todos los que nos rodean.
Nuestra vida de fe en el Señor es una carrera, y para correrla, la Biblia nos da dos consejos maravillosos: despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia. Despojarse implica quitar, y para poder lograrlo, debemos ser conscientes de nuestra identidad en Cristo. Esto nos permitirá discernir aquello que no nos sirve y debemos arrancar de nuestra vida.
«De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.»
2 Corintios 5:17
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
Gálatas 2:20
No sé si alguna vez lo has pensado así, pero literalmente en la cruz quedamos "0 kilómetros". La pregunta es: si el Señor ya hizo la tarea, ¿por qué corremos la carrera llenos de tanto equipaje que añade kilómetros a la meta?
Efesios 4:17-32 y Colosenses 3:5-9 nos enseñan de qué cosas debemos despojarnos: vanidad de la mente, dureza del corazón, idolatría, mentira, robo, lenguaje ofensivo, ira y malicia.
Mi oración es que el Espíritu Santo nos revele todo aquello que necesitamos quitar, para correr con paciencia la carrera que tenemos por delante.
«Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.»
Hebreos 12:1-2
La paciencia implica un proceso. No sabemos lo que pasará en el camino, pero la misericordia de Dios nos recuerda algo vital: antes de empezar a correr, debemos poner nuestros ojos en Jesús.
El Señor conoce y entiende todo lo que vivimos. Se hizo hombre, sufrió la cruz y experimentó dolor, soledad y rechazo. Sin embargo, llegó a la meta y se sentó a la diestra del trono de Dios. Jesús venció, y nosotros también lo haremos.
«Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.»
Hebreos 12:11
Oración
Señor, gracias por recordarme que debo poner los ojos en ti y no en las circunstancias. Quiero correr de tu preciosa mano, regálame una perspectiva eterna y recuérdame que mi carrera tiene un propósito divino. Hoy quiero conocerte más y mirarte a los ojos. Inspira mi camino, quiero que mi mayor ejemplo seas tú, Jesús. Amén.
Lectura bíblica recomendada:
Hebreos 12:1-11
Hebreos 12:1-11