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Ene11

No abrir puertas

Mes // Enero

No abrir puertas
« Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros. Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado.»
♦ Zacarías 11:1-2(RVR60)

Zacarías inicia con un poema que dice que, con las puertas cerradas, estamos guardados, pero si abrimos puertas se destruyen años de crecimiento y desarrollo. No importa qué tan fuertes sean los cedros, cuánto tiempo hayan tardado en crecer, qué tan rectos hayan crecido o qué tan apreciados sean por los hombres; pueden ser destruidos en uno, dos o tres días, y recuperarlos llevará años de nuevo para su desarrollo y crecimiento.

¿Cómo abrimos puertas?

Cuando nos olvidamos de Dios y Su Palabra, “despreciamos al pastor”. Entonces comenzamos a legislar a nuestra conveniencia, hablando de mentiras blancas o piadosas, justificando el robar porque "todos roban", argumentando que abortar no es matar. En fin, terminamos viviendo como si Dios no existiera, aunque creemos en Él. Siendo religiosos, pecamos, confesamos y empatamos, creyéndonos mejores que aquellos otros.

Nos volvemos desagradecidos, creyendo que tenemos derechos a todo. Se nos olvida que somos pasajeros, que vamos a rendir cuentas. No nos preguntarán qué tan grande era nuestra casa, sino a cuánta gente recibimos en ella. No nos preguntarán cuánto era nuestro sueldo, sino a cuántas personas pudimos ayudar.

¿Qué hace Dios cuando nos olvidamos de Él?

El Pastor se va porque las ovejas no quieren pastor.

Zacarías 11:9,16

«Así que les dije: Ya no seré su pastor. Si se mueren, que se mueran. Si las matan, que las maten. ¡Y que las sobrevivientes se devoren unas a otras!»

«Porque he aquí, yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará a las perdidas, ni buscará a la pequeña, ni curará a la perniquebrada, ni llevará a la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda y romperá sus pezuñas.»


Punto de acción

¿Qué debemos hacer?

Volvernos a Dios de todo corazón, a Su Palabra, obedeciendo Sus mandamientos; es decir, amando al prójimo. Entender que Dios es soberano y que a Él servimos con todo lo que hacemos. Interceder por todos los hombres para que lleguen al conocimiento de la verdad y sean salvos, y poner siempre la mirada en Jesús.

«Al día siguiente, Juan vio que Jesús se le acercaba y dijo: “¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”»
Juan 1:29


Lectura bíblica necesaria: Zacarías 11 (RVR60)

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