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Feb10

Pide como quieras

Mes // Febrero

Pide como quieras
«Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo, ten misericordia de mí y respóndeme.»
► Salmo 27:7

El péndulo de la espiritualidad se mueve con fuerza cuando buscamos a Dios en oración. Ella pasa del gemir hasta llegar a la alabanza.

Puedes comenzar con un fuerte gemido, quizás desesperado, en el que invocas al Señor de la manera en que crees que pronto responderá, y le dices:
  • «Óyeme»
  • «Respóndeme»
  • «A ti clamo» (como si Él mismo no lo supiera).
La seguridad que el Espíritu da a nuestra vida nos dice que Él oye y responde, por lo tanto, pronto convertirá este gemido en oración, y en ella dices:
  • «Ten misericordia de mí»
Tu corazón deja atrás la angustia y la opresión, dejas de ser un necesitado más y pasas al otro nivel.

Llegas a la alabanza: «Termina el llanto y viene el gozo». Todo tu ser, que ha experimentado el fuerte mover del péndulo, ha pasado al agradecimiento. Ahora bien, dices: Dios me ha oído, me ha respondido.

En el Salmo 27 hay una particularidad gramatical, y es que el salmista, además de darse la oportunidad de este movimiento espiritual, también nos muestra que si bien en el versículo 7 hace la oración de manera positiva, en el versículo 9 muestra cómo también hace su clamor en frases negativas:
  • «No escondas tu rostro de mí»
  • «No apartes con ira a tu siervo»
  • «No me dejes»
  • «No me desampares»
Entre unas y otras peticiones deja ver la fuente de su seguridad a pesar de todo: «Mi ayuda has sido». ¡Cómo no sumarnos a esta declaración, haciéndola nuestra! Habiendo pasado por circunstancias diversas, pruebas y dificultades, Dios ha sido nuestro sostén y ayuda. Tenemos que confesarlo y reconocerlo, ya que «la gratitud es la memoria de nuestro corazón».

Realmente puedes pedir como quieras: gemir, orar, alabar, dar gracias, en frases positivas o negativas, pero con la seguridad de que solo Dios es tu ayuda y siempre te oye y responde.

Punto de acción:

Puedes buscar la respuesta a tu oración pidiendo como quieras. Estas diversas formas nos dan seguridad de que, si hay algo que nos impulsa a ver mover el péndulo de la espiritualidad, es saber que Su única y absoluta ayuda nos traerá la respuesta.

Lectura bíblica necesaria: Salmo 130

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