¿QUÉ PODRÁ MUDARSE?

Quizás esta pregunta nos tome desprevenidos y al pensarla y repensarla para responderla tendríamos que decir firmemente: ¡No! ¡Jamás! El etíope, hombre de raza negra, siempre lo será y el leopardo, a pesar de cruces e intentos humanos, no perderá la característica de su piel manchada.

Pero hay otra pregunta importante: ¿Por qué Dios le hace esta reflexión extraña al profeta Jeremías? Un hombre que ha clamado, orado, llorado por el cambio de su pueblo y Dios le hace pensar sobre esta situación radical: no hay cambio.

Será que el motivo de llanto y sufrimiento de Jeremías tendría la misma respuesta. Dios le pregunta en la parte b del mismo versículo:

«Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?»

¿Qué piensas que respondió Jeremías? ¿Qué responderías tú? Yo reflexiono que si el hombre no puede hacer bien por estar habituado al mal… Dios sí lo puede cambiar, no podrá cambiarse la persona en sí misma pero la obra de Cristo y del Espíritu Santo sí puede producir un cambio de lo que hasta ahora le hace hacer el mal.

Dios puede quitar:

• La fuerza del hábito, la costumbre, la práctica del pecado, de hacer el mal,
• El placer que produce el pecado y ha esclavizado,
• El apetito por el pecado que crece con intensidad cuando se le ha permitido,
• La ceguera del entendimiento que ha dejado la costumbre del pecado.

Por todo esto, sabes que el hombre no puede mudarse a sí mismo en un hombre bueno y que haga el bien. Por eso nuestra labor es predicarles con la Palabra acerca de la realidad que les acompaña (como nos acompañó en otro tiempo) y ayudarles a llegar al arrepentimiento (como un día lo hicieron con nosotros).

Reconocemos pues, que, por el poder de Dios, para quien «todo es posible» (Mateo 19:26), podría blanquear la piel del etíope y puede cambiar el corazón malo del hombre para que pueda hacer el bien. Aunque hasta el día de su conversión haya estado habituado al mal, el Espíritu Santo tiene poder sobre esas cosas del corazón humano porque la promesa del Padre en Mateo 1:21 era «que Jesús salvaría a Su pueblo de sus pecados» y cada día nos lo demuestra cumplido.

Así que muchos pecadores, yo la primera, nacida en negrura, han (hemos) sido totalmente mudados, solo por la gracia de Dios, nada de mí, nada de nadie, ningún esfuerzo o trabajo humano.

Punto de acción

¿Cuán negro? ¿Cuán rayado? ¿Cuán habituado al mal? ¿Cuán engañado por el pecado y todas sus consecuencias? Hoy es el día en que Jesús quiere y puede mudarte en un hombre completamente nuevo, basta que lo aceptes y creas.