Una invitación especial

El amor de Dios por sus criaturas es mayor que la condición pecaminosa que nos acompaña. Por ella, estamos totalmente separados y alejados de Su presencia y amor.

Siendo ésta nuestra condición, no hay preocupación en pensar, considerar y ver las cosas como realmente son, sin embargo Dios mismo, por cumplir Su plan y propósito eterno de salvación, no nos ignora, no nos echa de lejos, sino que nos busca, nos atrae a Sí y nos hace una invitación especial a conversar con Él. No busca una discusión, busca una conciliación donde Él, el ofendido se ofrece y nos llama porque somos importantes para Él.

En el pasaje que nos ocupa, Dios mismo nos muestra Sus razones para invitarnos:

• - «Si nuestros pecados fueren como la grana…» Hay evidentemente una gran dificultad y Él sabe lo que somos
• - «Serán emblanquecidos como la nieve…» El puede y quiere quitar la dificultad. Al ofrecernos Su perdón terminará la dificultad.
• - «Como la nieve serán…como blanca lana…» Ofrece un cambio total, ya no será nada como antes, el pecado que era nuestra diferencia y dificultad ha sido vencido en la cruz del Calvario y ya no hay más pena, ni dominio, ni posibilidad de volver al pecado. Él lo quita totalmente.

La gente prefiere las observancias ceremoniales o cultos y ritos, pues les son más fáciles, no hay que pensar, razonar ni mucho menos renunciar y cambiar. El creyente debe considerar la gran oportunidad de esta invitación especial, pues allí se cumple todo lo que Él ha prometido para atraernos a Él, tenernos con Él, ser Sus amigos para siempre: Él perdona, nos hace justos para nunca más estar separados de Su plan y amor.

Es por eso que aún los colores hablan del cambio: “de rojo como la grana o el carmesí” pasarán al blanco de la santidad, resultado de la sangre de Cristo derramada para limpiar todo pecado y condición. Y no requiere ningún proceso como sí sería el teñir una prenda en la tintorería, que a veces necesita pasar primero por el frío y luego por el calor, para dar un color más o menos deseado, y que en algunas ocasiones se desteñirá con el uso. La obra de Cristo es “una vez y para siempre”. Esa fue la experiencia del ladrón en la cruz cuando Jesús, habiendo hecho esta obra de perdón total, le dio el regalo maravilloso de su salvación: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» Lucas 23:43.

Ese puede ser el mismo resultado al cumplirse con nosotros el propósito de esta INVITACIÓN ESPECIAL, Jesús te dirá: HOY…tu pecado ha sido lavado totalmente.

Punto de acción

Hoy es la oportunidad de esta INVITACIÓN ESPECIAL. ¿De qué “rojo como grana o carmesí” hablarás con Jesús? ¡Saldrás como nieve o blanca lana!