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Oct03

Verdadera Belleza

Mes // Octubre 2024

Verdadera Belleza
«Pero ahora esto dice el Señor: «El encanto es engañoso, y la belleza no perdura, pero la mujer que teme al Señor será sumamente alabada.»
► Proverbios 31:30(NTV)
Hace unos días, mientras mi hija se arreglaba el cabello frente al espejo, noté la destreza con la que se lo soltaba y volvía a recoger. Le expresé una frase que mi padre solía decirme cuando tenía su misma edad: “No te preocupes tanto por lo que ves afuera; lo importante es lo que llevas dentro”.

“¿Cómo que no? ¡Si las niñas siempre deben lucir hermosas!”, respondió mi pequeña.

A su edad, soy consciente de que le cuesta comprender esas palabras.

Entonces, reflexioné sobre lo que decía mi padre, que se confirma en las Escrituras, en 1 Pedro 3:3-4: «No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.» (NTV)

Vivimos en tiempos donde la apariencia es lo más importante y donde, publicitariamente hablando, se rinde homenaje a la belleza física. Tener un cuerpo hermoso y una buena apariencia parecen ser la clave del éxito en la vida. Sin embargo, el pasaje anterior nos muestra que estamos equivocados. Aunque en ningún pasaje de la Biblia se dice que descuidemos nuestro arreglo personal —pues debemos tratarlo como el templo de Dios—, sí deja claro que este tipo de belleza se desvanece, y que no podemos depender de ella para alcanzar la verdadera felicidad.

Entonces, ¿cuál es la belleza verdadera, la que permanece?


«…En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.»

Quizás conocemos a personas con un físico “excepcional”, pero que lo opacan con su actitud egoísta y valores erráticos. ¿Y qué decir de nosotros mismos? Que muchas veces nos conocen por nuestra actitud egocéntrica y no por nuestro deseo de amar y servir a los demás.

Punto de acción

Recuerden siempre que la verdadera belleza no proviene de un cuerpo hermoso, un peinado o ropa que está a la moda. Esa belleza nace, crece y resplandece de un corazón que se deleita en el Señor y en el verdadero servicio al prójimo, fruto de la llenura del Espíritu Santo.

Lectura bíblica recomendada: 1 Pedro 3 (NTV)


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