Buenos hábitos de fe I

Los buenos hábitos generalmente nacen de buenas rutinas o disciplinas que se realizan con constancia cada día, y que sin fallar llevan a construir una vida de resultados.

Los hábitos espirituales por pequeño que sean, siempre traerán como resultados hombres y mujeres que brillan para la gloria de Dios y que a la vez son libres de otros hábitos negativos que les traen dolor.

Dallas Willard define "los hábitos espirituales como a aquellos ejercicios (de carácter bíblico) que nos llevan hacia la santidad" y por ende a la madurez espiritual.

La iglesia del primer siglo dejó claras las pautas que ellos practicaron con la dirección del Espíritu Santo, y que ahora como iglesia posmoderna debemos evaluar y desarrollar para que igualmente sean hábitos reales, vividos por convicción y no por obligación; al leer el pasaje de hoy, hechos 2:40 encontramos el primer hábito: Proclamar, testificar de la palabra; un anuncio de salvación para todo aquel que necesita ser salvo de esta perversa generación, un hábito fundamental para que los demás se puedan desarrollar. Luego en el versículo 42 encontramos otros hábitos que debemos revisar:

• - Estudiosos de la palabra «Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,»
• - Cultivaron relaciones valiosas «en la comunión unos con otros»
• - Tenían cuidado de los hermanos «en el partimiento del pan»
• - Se fortalecían en la fe y confianza en el Señor «y en las oraciones.»

Punto de acción

Los hábitos que practicaban los primeros cristianos en sus pequeñas comunidades fueron la base para enfrentar la persecución y avivar la esperanza de una vida nueva y eterna.

Las preguntas para hoy serían ¿Cómo estoy practicando estos hábitos a nivel personal? ¿He construido hábitos fuertes en los cuales mi fe se siente madura? ¿En cuál de ellos quisieras tener una mayor habilidad? ¿Cómo puedo HOY implementar disciplinas que fortalezcan estos hábitos?

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