¿Cuál es mi aporte?

Los hombres en su necesidad de querer conocer sus origenes y responder las preguntas fundamentales de la vida, ¿para qué estoy aquí? recurren generalmente a la ciencia unos y otros a la fe, es decir, los que buscan una explicación lógica o desde el punto de vista espiritual.

Luego, tarde que temprano la búsqueda los llevará a evaluar sus vidas, el paso por ella y el aporte que hacen al mundo; nos preguntaremos ¿Quién soy yo? y sobre todo para los que tienen puestos sus ojos en Dios, nos respondemos como:

• - Un problema o una propuesta.
• - Un desconocido o un amigo.
• - Una vergüenza o una alegría.
• - Una queja o un colaborador.
• - Un oportunista o un desafío…

Al responder, pueden aparecer palabras fuertes a favor o en contra de nosotros; pero el Apóstol Pablo nos muestra otra perspectiva a esta pregunta: ¿Quién estoy llamado a ser?

«Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.»
Efesios 4:13

Es por eso que nuestro mayor aporte a la sociedad es parecernos a Él, es ser un fiel imitador de Jesucristo en su conducta y en su liderazgo de amor y perdón que siguen vigentes. Es esa madurez espiritual de la cual necesita nuestro mundo hoy, y que la observarán y conocerán de aquellos que están decididos a ser dirigidos completamente por Él.

Punto de acción:

¿Cómo te reconocen en tus ambientes recurrentes?

¿Te gustaría no solo dejar una huella en la sociedad, sino también tener un reconocimiento desde lo celestial, como sucedió con David?

«Tras destituir a Saúl, les puso por rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero»
Hechos 13:22 (NVI)

¿Qué harás hoy?

Lectura bíblica necesaria: Colosenses 1:21-29(DHH)