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Sep17

Estar completos

Mes // Septiembre

Estar completos
« y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.»
► Colosenses 2:10 (RVR60)

¿Hay algo que le dé sentido y ubicación a tu entorno? ¿Existe algo de fondo que unifique y fundamente todo el edificio que estás construyendo de tu vida? ¿Te sientes completo y pleno con todo lo que luchas, logras y aprendes?

La respuesta tiene dos auditorios: Si no tienes a Jesucristo como tu Salvador, las respuestas a las preguntas citadas son ¡No!; Si Jesucristo es tu Salvador, las respuestas son ¡Sí!

Porque si Jesucristo no es el centro de tu vida, todo falta; y si es el centro de tu vida, nada falta, estás completo en quien es la cabeza de todo.

Sin Cristo:

1. Falta Dignidad. El valor intrínseco del ser humano no está en sus títulos, ni su parentela, ni sus capacidades, ni en su chequera; está en el hecho que Dios lo creó a Su imagen y semejanza, y la imagen perfecta de Dios es Jesucristo, como dice hebreos 1:3, «el cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia…»; por lo tanto, quien tiene a Jesucristo, se le restaura la plenitud de la imagen de Dios que había sido distorsionada por el pecado.

2. Falta Propósito. El hombre es la única criatura en el universo que se pregunta, “¿por qué?”. Los otros animales tienen instintos que los guían, pero el hombre ha aprendido a hacer preguntas. “¿Quién soy?”, se cuestiona. “¿Por qué estoy aquí?”, “¿Hacia dónde voy?”. Los seres humanos no son más que un vapor, «Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece.» Santiago 4:14;

Punto de acción:

Podemos hacer nuestros planes y verlos consumados, pero si Cristo no es el eje sobre el cual los hacemos, nos encontraremos a la deriva en un océano de preguntas sin respuestas y sin dirección.

Sin Cristo en el centro de la vida, no hay dignidad ni propósito; puedes inventarlos para ti mismo, te puedes crear tu propia historia, pero siempre sabrás que es una historia inventada, y no una realidad externa, verdadera, y eterna; El Señor y Sus propósitos son perfectos, pero nosotros no. Nos asaltan las dudas y temores que muchas veces nos impiden vivir en la plenitud que Él ha establecido para nosotros. Obedeciendo su palabra y orando a Él con regularidad, sentiremos la realidad de estar completos en Él.

¿Qué crees que te falta?

Lectura bíblica necesaria: Colosenses. 2:8-23(RVR60)