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Jun02
Intimidad
► Salmo 42:1-2 (RVR60)
El deseo más grande de Dios para con Sus criaturas es tener intimidad con ellos, tanto es así que no pudiendo ser con el hombre natural, toca a la puerta, entra a cada uno si lo acepta, le hace Su hijo y comienza la experiencia de poder tener intimidad con Dios.
En el texto que nos ocupa del Salmo 42:1-2:
«Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?»
El salmista estaba expresando su momento de desespero por diversas situaciones, y una de ellas tenía que ver con querer estar en intimidad con Dios como en otros momentos lo había vivido y que, por esas mismas circunstancias, propias de la naturaleza humana, no había podido hacerlo.
Hay una gran bendición de parte de nuestro Dios... los “jaloncitos” espirituales contestan a la pregunta: «¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?», la respuesta es ahora, es ya!, no hay tiempo que esperar.
La imagen de Su amor extendiendo con Sus cariñosas manos nos hace sentir deseados, cercanos, atendidos. Quizá hoy haya situaciones de las que «como el ciervo brama por las corrientes de las aguas...» hacen a tu alma clamar, jadear en la resequedad del desierto, pero en busca del oasis, corre desesperadamente y al encontrarlo se sumerge para declarar que “tiene sed de Dios, del Dios vivo...” y solo en Él puede hallar la frescura que produce la intimidad con Dios.
Ahora definamos ¿qué es intimidad?
Punto de acción:
Toma decisiones de bendición al respecto:
Lectura bíblica necesaria: Cantares 2 (RVR60)
En el texto que nos ocupa del Salmo 42:1-2:
El salmista estaba expresando su momento de desespero por diversas situaciones, y una de ellas tenía que ver con querer estar en intimidad con Dios como en otros momentos lo había vivido y que, por esas mismas circunstancias, propias de la naturaleza humana, no había podido hacerlo.
Hay una gran bendición de parte de nuestro Dios... los “jaloncitos” espirituales contestan a la pregunta: «¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?», la respuesta es ahora, es ya!, no hay tiempo que esperar.
La imagen de Su amor extendiendo con Sus cariñosas manos nos hace sentir deseados, cercanos, atendidos. Quizá hoy haya situaciones de las que «como el ciervo brama por las corrientes de las aguas...» hacen a tu alma clamar, jadear en la resequedad del desierto, pero en busca del oasis, corre desesperadamente y al encontrarlo se sumerge para declarar que “tiene sed de Dios, del Dios vivo...” y solo en Él puede hallar la frescura que produce la intimidad con Dios.
Ahora definamos ¿qué es intimidad?
- - Es cercanía. Es el resultado de un deseo mutuo, en una relación de absoluta confianza, sin ningún temor.
- - Es relación creciente y duradera . Así lo dice Proverbios 8:17: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan »
- - Es entender y comprender lo dicho ¿Cómo puedes hacerlo? Salmo 12:1 «En mi angustia invoqué al Señor y Él me escuchó »
Punto de acción:
Toma decisiones de bendición al respecto:
- - Anhela la intimidad con Dios, para la cual fuiste creado y Él mismo la ha propiciado,
- - Deja clamar a tu alma, como ciervo que brama, no hay mayor oportunidad de buscar y hallar que ante la expresión jadeante del alma quebrantada,
- - Ven a presentarte, ahora, ya mismo, nada separa al hijo del Dios vivo de su intimidad.
Lectura bíblica necesaria: Cantares 2 (RVR60)