Las pequeñeces

Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño.

Dios había prometido a su pueblo, a través del profeta Zacarías, abundancia y cuidado y la construcción de su casa allí en Jerusalén, sin embargo, el desánimo y la baja autoestima de los judíos de ese tiempo, los tenía paralizados, considerando pocas sus fuerzas y recursos para hacer la tarea. Esa actitud, enojó al Señor. (Zacarías 1:15)

Suele suceder en nuestras vidas, consideramos que nuestros recursos, habilidades y capacidades son muy poquitas para compartir el Evangelio o cumplir sueños y proyectos, a veces hasta nos preparamos, pero nos cobija el desánimo ante cualquier obstáculo que se nos presenta porque la confianza está en nuestras propias fuerzas. ¿somos débiles? Si. ¿somos limitados? También, ¿Contamos con pocos recursos? Si.

Pero Dios nos ha provisto de un instrumento para medir nuestro nivel y rectitud en la construcción de esa vida abundante prometida (S. Juan 10:10b.), ese instrumento es Su Palabra, en ella encontramos todas las promesas y regalos dados por Gracia; abundancia, plenitud y cuidado de parte de Él, regalo de Salvación a través de Su Hijo Jesús; Igual en ella también encontramos las sendas de rectitud y justicia.

No menospreciemos el día de nuestras pequeñeces, porque al final la grandeza del Señor será manifestada con todo Su Poder. Él tiene la plomada en Su Mano.

Oración:

Señor, Tú eres el único Grande, glorifícate en nuestras pequeñeces, ayúdanos a sacudirnos del letargo y caminar por esas sendas de rectitud y justicia para edificación de Tu Pueblo. Amen.