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Jul06

Sin Él

Mes // Julio

Sin Él
«Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada.»
► Juan 15:5 (DHH)

«Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios.» 2 Timoteo 3:1-4 (NTV)

Hay quienes en lugar de volverse a Cristo, tratan de llenar su vacío interior levantando un culto a sí mismos, motivados por la propia ambición y el orgullo.

El apóstol Pedro vivió la lucha entre seguir los deseos de uno mismo y seguir a Cristo como centro de la vida. Después de declarar que Jesucristo era el Mesías, el Hijo del Dios Viviente (Mateo 16: 13,16), Jesús les anuncia, tanto a él como a sus otros discípulos, que la muerte lo aguardaba en Jerusalén.

«Entonces Pedro, tomándolo aparte comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca» Mateo 16:22.

«Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en la de los hombres» Mateo 16:23.

La manera en que Jesús responde a Pedro, parece ser muy severa. Lo que pasa es que Jesús reconoce a Satanás en las palabras de Pedro. El principal objetivo de Satanás es el interés en uno mismo y solo tiene como meta final al hombre. Satanás es conocido como el príncipe de este mundo, y la fuerza que rige al mundo es el interés personal. También se le llama el acusador de los hermanos, porque cree que el servicio propio es mucho más importante que cualquier servicio a Dios.

Punto de acción:

¿Estás amándote más a ti que a Dios?

Lectura bíblica necesaria: Juan 15 (DHH)