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Ago27

Solo Él es Dios

Mes // Agosto

Solo Él es Dios
« Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz.»
► Salmos 95:6-7 (RVR60)

A través de la Palabra de Dios tenemos una invitación precisa respecto del qué hacer cuando reconocemos de corazón que SOLO ÉL ES DIOS

Adorar a Dios no solo es una disciplina espiritual, sino sobre todo un privilegio de reconocimiento a Dios por lo que Él es: digno de ser adorado: SOLO ÉL ES DIOS y su ejercicio nos ayuda a crecer en la gracia y el conocimiento de Dios. Ensancha nuestra mente, emociones y voluntad.

Tener para con Dios una adoración no presuntuosa, sino sincera, respetuosa, gozosa, con la familiaridad del hijo ante su padre, pero con la reverencia de una criatura ante su hacedor. La postura no lo es todo, pero es algo (y muy importante: un corazón que adora muestra su reverencia doblando el cuerpo y la rodilla que indique que no nos consideramos nada ante Su gloriosa presencia). La adoración debe ser humilde, acompañada de sumisa reverencia.

Una concepción adecuada y correcta hacia Dios implica una disposición para hacerlo, una invitación y exhortación de unos y otros a venir, postrarnos, humillarnos y adorar. También implica una profunda reverencia en la adoración con un sentimiento sobrecogedor, por la maravilla de estar en Su presencia.

Un ejemplo bíblico maravilloso está en Isaías 6:1-7. Isaías vio al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, vio los serafines que rodeaban el trono, escuchó que decían: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de Su gloria. Experimentó que los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. Isaías reconoció su condición pecaminosa y la expresó en medio de la adoración, por lo cual recibió de materializadamente el perdón de ellos, escuchó que se le dijo: «He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado».

Conocer a la luz de la Escritura, la razón de la adoración que hacemos como una disciplina espiritual, que desafortunadamente a veces es mecánica y no sabemos lo que ello realmente significa y cómo debe realizarse, renovarnos en ello y ejercitarnos en la práctica nos traerá bendición a todas las áreas de nuestra vida.

La adoración nos permite ver a nuestro Dios, nos levanta a Su nivel Santo, podemos escuchar y experimentar la realidad de la adoración celestial y como si fuera poco seremos limpios de pecado y maldad.

Punto de acción:

Toma hoy la sabia decisión de iniciar o renovar tu adoración más que como disciplina, como una experiencia enamoradora, reveladora e inspiradora.

Lectura bíblica necesaria: Salmos 32(RVR60)