Skip to main content
Ene29

¿Y para quién?

Mes // Enero

¿Y para quién?
« Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres.»
► Colosenses 3:23(DHH)

Generalmente pasa que trabajamos con más entrega cuando el jefe está presente. Esto sucede casi de manera inconsciente, y no le damos importancia a esa actuación. Sin embargo, esto revela una gran verdad sobre uno mismo: nacimos con un instinto de preocuparnos sobre lo que los demás piensan de nosotros. Surgen de esto las preguntas:
¿Por qué no siempre trabajo con la misma entrega y efectividad? ¿Qué me mueve? ¿Para quién hago lo que hago?

Es común y fácil vivir una vida “ante los ojos de otros.” Pero, ¿qué hay con los ojos de Dios?

Pablo conocía la naturaleza humana, y estaba consciente de esta debilidad. Él lo menciona en varias de sus cartas. En Efesios, escribe claramente sobre cómo estamos llamados a servir y trabajar: «No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres.» Efesios 6:6-7.

Un verso corto y simple, pero ¡con un mensaje liberador! Cuando hago todo de corazón para el Señor, entonces todas las ambiciones de impresionar a los demás se esfuman.

Si nos preocupamos sobre lo que los demás creen y piensan de nosotros, entonces procuramos complacerlos todo el tiempo; y eso quiere decir que no tenemos oído ni atención para escuchar lo que Dios quiere decirnos en dichas situaciones. Él nos ha puesto en el lugar donde estamos, por una razón; cuando trabajamos para Él, vemos las mismas oportunidades que Él ve.

Cuando trabajo para Él, las decisiones que debo tomar se vuelven mucho más claras. Dios me cuida y está pendiente de mí; por ello recibo una paz que sólo llegan a conocer los que viven para Dios.

Punto de acción:

Cuando haces todo para Dios, entonces Él te guía y no las personas; puedes ser un ejemplo y producir un gran efecto en los que te rodean.

La vida se vuelve considerablemente más fácil cuando lo haces todo como para el Señor. El amor de Cristo se vuelve la fuerza motriz en tu vida, y de esta manera cuando lo llevas a la práctica, dependes cada vez menos de lo que los demás ven en ti. Dios mismo te llena con poder y voluntad en lo que haces.

Él bendecirá lo que hagas ¿qué más podrías pedir?

Lectura bíblica necesaria: Colosenses 3:18-25(DHH)