Amigos de Dios Parte I

Esta declaración por parte de Dios es un regalo maravilloso, porque, hablando de amigos, podríamos preguntarnos:

• ¿Cuántos de nosotros tenemos algún amigo que esté dispuesto a dar su vida por nosotros?
• La amistad es importante, pero ¡qué difícil es tener buenos amigos!
• Un auténtico creyente nunca puede decir que no tiene ningún amigo, porque al menos tiene a Cristo, el mejor amigo imaginable.

Ahora bien, el término "amigo" tenía un significado especial en el Antiguo Testamento. Abraham fue llamado "amigo de Dios" (2 Crónicas 20:7; Isaías 41:8; Santiago 2:23), y vemos que recibió una revelación especial por parte de Dios (Génesis 18:17-21). También Moisés fue considerado amigo de Dios por haber hablado con él cara a cara (Éxodo 33:11).

En ambos casos, denota la relación más elevada entre Dios y un ser humano. Todo esto nos hace pensar que la amistad de Cristo no se limitó a dar su vida por nosotros, lo que ya era inimaginable, sino que él quiere tener una relación personal con nosotros en la que busca compartir sus planes y proyectos.

Que hombres y mujeres pecadores como nosotros seamos llamados "amigos de Cristo" es algo que nuestras mentes débiles difícilmente pueden captar y asimilar. Notemos que el Rey de reyes y Señor de señores no solo se compadece de los hombres y salva a todos los que creen en él, sino que nos sorprende llamándonos amigos.

Cristo dijo: "Vosotros sois mis amigos"... No hay duda de que el Señor rompió los límites normales de nuestro uso cotidiano de la palabra "amigo". Pero también dijo lo que debíamos hacer para ostentar tan grande título:

«si hacéis lo que yo os mando» Juan 15:14

Y ¿qué nos mandó? “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado”, para poder hacerlo, debemos vivir en la guianza y ayuda del Espíritu Santo, siguiendo el ejemplo de Cristo, de entregarse todo, sin reservas, al amor por los “amigos”.

El amor es una acción, no una emoción. Y amar como el Señor implica estar dispuestos a entregar la vida, energías, paciencia y atención por aquellos a los que amamos.

«En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.» 1 Juan 3:16

Punto de acción:

Pide al Espíritu de Dios que te permita comprender (si ya conoces) el inmenso valor del amor de Cristo por ti, para seguir su ejemplo y amar a tus “amigos”

Lectura bíblica necesaria: Juan 15