Oct22
Besad al hijo
Mes // Octubre 2024

En la cultura oriental, besar es un símbolo de amor entre cercanos. El beso para el saludo es un “ósculo de amor”, es decir, afecto, testimonio de verdadero amor, y es el gesto que ha traspasado culturalmente a todos los seres humanos.
El beso es un signo de honor, adoración, y reconocimiento de amor. Es una señal de aceptación y aprecio. El beso es también un símbolo de adoración, por eso el salmista nos dice que lo hagamos al Hijo. Este acto externo ha sido diversamente depravado y viciado entre los hombres. Ha sido mal utilizado, pero al estar expresado en las Escrituras debemos seguir viéndolo como un sello del más puro y tierno amor.
Ahora, el pasaje nos habla de algo que quizá, por nuestra relación íntima con Jesús, nuestro Amado, nos sea mucho más especial y es «besad al Hijo» , lo cual sugiere una profunda reverencia y acceso a Él, ya sea a Sus manos, Sus pies, Su rostro.
Besar al Hijo es un acto permanente, inmediato, resultado de Su invitación y autorización a entrar a Su recámara de esposo, y lo hace porque está en tu corazón y el mío; asimismo, permanece en nosotros, y eso nos da libertad, confianza y autoridad.
Puedes pensar en este momento cómo podrías tú abrazarlo, apoyarte en Él como una muestra de que tu máximo anhelo es depender de Él hoy, mañana y siempre. Depender totalmente porque es nuestro Soberano y, como si fuera poco, nuestro pariente más próximo: ¡dentro! No hay persona tan cercana a ti como Jesucristo.
En el Nuevo Testamento, en el pasaje de Lucas 7:45, implica un contacto personal y real de los pies y los labios.
La Palabra de Dios nos enseña que el regalo de la reconciliación con Dios por la obra de Cristo en la cruz nos da libre acceso a Su presencia, a Sus amores, a la distinción que nos hace amados, elegidos, llamados, escogidos para Él, por lo cual no hay vergüenza alguna para hacerlo ni por hacerlo. Delante de Él no hay menosprecio alguno, ya que Su sangre nos hace aceptos y aptos para besarlo sin medida.
Nuestro deber es «Besar al Hijo» . Esto implica una expresión de amor. ¿A quién? Al Hijo de Dios, nuestro Amado. El testimonio de nuestro amor por Él es el beso y, a pesar de la sociedad y la pecaminosidad humana, sin embargo, Dios se rebaja incluso a las palabras y formas de nuestro amor, para que lo realicemos y así Él pueda elevarnos al amor celestial de Él mismo y de Su Hijo.
Punto de acción
Bésalo y dile: «Oh, si me besares con besos de tu boca» Cantares 1:1
Autor: María Piedad Mesa
