Mayo08
Límites amorosos
Mes // Mayo 2024

► Salmo 119:33-35
Hace poco, meditando en el primer capítulo de Génesis en medio de un devocional con otros misioneros de mi región, afirmábamos que el Señor nos encontró en medio de nuestro propio génesis, en una vida desordenada, en caos y vacía. Además, éramos tinieblas en nuestra realidad espiritual y solo Dios estableció un orden adecuado cuando llegó a nuestro encuentro. Justamente por esos días estaba empezando a leer el libro “Límites” de H. Cloud y H. Townsend y medité en que para el Señor delimitar desde el principio la creación fue muy importante pues esto hizo que se ejerciera armonía por medio de su autoridad. Por eso también tiene mucho sentido encontrar en la Escritura que el Señor también dio límites amorosos a Adán y Eva cuando dijo en Génesis capítulo 2, versículos 15 al 17: «Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.»
Entonces los límites son vitales para nuestro desarrollo integral. Desde la niñez son muy necesarios, por eso cuando se los damos a un pequeñito en formación se le está enviando el mensaje “me importas, quiero lo mejor para ti, no excedas los límites por tu bien”. Pensé: ¿y acaso no es así como nos trata nuestro Abba Padre (Dios)? Creo que tú, como yo, hemos experimentado la ternura de Él y también su firmeza para enderezar nuestro caminar, sobre todo cuando ciertos hábitos se convierten en fallas de carácter que pueden pasar a ser pecados, siendo algunos imperceptibles de reconocer como algo que no nos está dando paz en nuestro compañerismo con Dios y, en consecuencia, con otros.
Así que la próxima vez que el Señor o las personas te pongan límites, no te cargues, no te resistas, entiende que son necesarios para que seas realmente feliz pues tu diseño original está enmarcado en el deleite de Su voluntad, la que muchas veces te pone un alto diciendo “hasta aquí te es permitido por tu bien”. Piensa en esto: si la creación que está para nuestro servicio y para que la cuidemos necesita límites, ¿cuánto más nosotros como hijos de Dios, santos (apartados para Él)? Por siempre serás un hijo que necesita formación porque dice la Palabra en Hebreos 12: 8-11: «Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.»
Punto de acción
Abba, me arrepiento de las veces que te he rechazado cuando me has expresado tu amor al ponerme límites. Ayúdame a entender que el bien para mí es seguir tus amorosas instrucciones con diligencia. Espíritu Santo, compañero de mi camino, fortaléceme para tomar decisiones sabias, así como lo hacía Jesucristo y muchos más hombres y mujeres de fe que encuentro en tu Palabra. Soy Tuyo por siempre mi Señor. Gracias por ser mi Maestro y por tu paciente enseñanza. Te amo.
Autor: Andrea Caro
