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Nov26

Milagros y algo más

Mes // Noviembre 2024

Milagros y algo más
«Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después…» ► 1 Juan 3:2(NBV)

¿Qué tan importantes son los milagros? Los milagros nos recuerdan que el poder de Dios sigue actuando hoy. Sin embargo, debemos tener cuidado, porque las manifestaciones sobrenaturales de Su amor son señales, no metas. Los milagros no son el objetivo final, sino un medio para glorificar a Dios y fortalecer nuestra fe.

Si tu principal deseo al buscar a Dios es tener experiencias sobrenaturales, podrías estar escalando hacia la cima incorrecta. ¿Por qué? Al comparar la vida, las reacciones y los resultados de los diez leprosos después del milagro (Lucas 17), con el proceso de crecimiento de los discípulos de Jesús, encontramos marcadas diferencias.

El milagro de los leprosos fue extraordinario: lo imposible se hizo posible, la sanidad llegó rápidamente y con ella la alegría. Sin embargo, lamentablemente, solo uno de los diez regresó a dar gracias a Dios. Este leproso recibió algo más que la sanidad física: su vida fue transformada por completo. En contraste, los doce discípulos vivieron un proceso de identificación con Jesús, experimentaron pruebas de fe y, a excepción de uno, todos perseveraron hasta el final, dando frutos eternos.

¿Qué Buscamos: Milagros o Procesos?

Si buscas un milagro, asegúrate de que este te lleve por el camino correcto. Pero si eliges el proceso, aguarda con paciencia y fe activa lo que Dios tiene preparado para ti. Aunque el proceso puede parecer el camino más largo, no hay atajos: es el camino correcto.

Punto de Acción

Cuando oramos, a menudo esperamos que Dios actúe mediante milagros inmediatos: queremos salir de la deuda sin un compromiso de pago, ser sanos sin adquirir buenos hábitos, o que nuestro cónyuge cambie sin nosotros acompañarlo en su proceso. Pero, ¿estamos dispuestos a comprometernos con Su voluntad diariamente?

Dios ama hacer milagros, y seguro pronto lo hará, pero nada es más poderoso que comprometernos a parecernos más a Él cada día. Ese sería, sin duda, el mayor milagro de todos.

«Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que cuando él venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como es. El que espera esto se purifica, como Cristo es puro.»
1 Juan 3:2-3 (NBV)
Lectura bíblica recomendada:
1 Juan 3:1-10 (NBV)

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