¿Olvidado?

A menudo olvidamos a quienes, en algún momento, nos han ayudado, acompañado o brindado su apoyo en tiempos difíciles: amigos, familiares o seres queridos que marcaron nuestras vidas. Así es la vida; olvidamos y, más adelante, otros nos olvidan a nosotros.

Pero, a diferencia de nosotros, Dios jamás se olvida. Su amor es constante, y su fidelidad eterna, tal como nos recuerda en Su palabra:

«Pero yo sí me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras joven, y haré contigo una alianza eterna.»
Ezequiel 16:60 (DHH)

Israel olvidó a Dios, y sus pecados lo alejaron de Su presencia. Sin embargo, a pesar de su comportamiento, y después de la corrección, Dios les recordó que Él nunca los abandonaría. Estas palabras son un consuelo para todos los que enfrentan tiempos difíciles, pues nos asegura que está con nosotros todos los días:

«Porque mis ideas no son como las de ustedes, y mi manera de actuar no es como la suya. Así como el cielo está por encima de la tierra, así también mis ideas y mi manera de actuar están por encima de las de ustedes. El Señor lo afirma.»
Isaías 55:8-9 (DHH)

Sus pensamientos son más altos que los nuestros, pero nunca olvida a Sus hijos. Esto debe animarnos a tener siempre en mente dos pensamientos clave:

• Hoy buscaré al Señor y depositaré en Él toda mi confianza.
• Hoy caminaré con la seguridad de que Él estará siempre delante de mí, pues nunca me olvidará.

Punto de Acción

Oración:

Señor, mi alma descansa en ti. Pongo mi futuro en tus manos con la certeza de que jamás me olvidarás. Gracias porque tu palabra me enseña que tienes planes de paz para mi vida. Ayúdame a sembrar esta esperanza en cada paso que doy, confiado en que contigo estaré siempre seguro. Amén.