¿Prendes y apagas?

La luz más usada en los tiempos bíblicos era la de una vela o de una antorcha. Este tipo de luz no se encendía o apagaba varias veces en el transcurso de la noche, mas bien se mantenia encendida hasta darle el mejor uso, el tiempo necesario; muy distinto a la luz de una linterna, pues ésta tiene su botón para encender y/o apagar la emisión de luz durante el tiempo que sea deseado; podríamos decir que es una luz instantánea.

El versículo arriba citado dice que los cristianos somos luz en el Señor; pero no luz de linternas, con un botón de encendido/apagado que apretamos según la conveniencia del momento, en otras palabras, su luz centellea ante el mundo a su discreción. Pero según el pasaje bíblico nosotros no somos linternas sino luces que Dios encendió cuando creímos; no hay botón de apagado.

Y aunque es cierto que no podemos apagar la luz que somos en Cristo, sí podemos taparla o colocarla debajo de una cama, de un recipiente, o colocarla dentro de un armario, y solo nosotros sabríamos que está encendida, olvidando la amonestación que el Señor hace:

“Ustedes son la luz del mundo. Un pueblo asentado sobre un monte no se puede esconder. Igualmente, cuando la gente enciende una lámpara, no la cubren con un tazón, sino la ponen sobre el candelero para que alumbre A TODOS en la casa” Mt 15:14,15. VIN.

Nuestra luz en Cristo es para reflejarla en su totalidad y sin el estorbo de ninguna especie de filtros o pantallas, tales como la amargura, la envidia, la maledicencia, el chisme, la crítica, y cualquier otra actividad o pensamiento carnales.

Punto de acción:

Se cuenta que hace cientos de años en una aldea de Oriente, había un hombre ciego que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. En determinado momento, se encuentra con un amigo. EI amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es el ciego del pueblo y le dice: « ¿Qué haces tú, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves!». Entonces, el ciego le responde: -«Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Conozco las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino sin tropezar…

Oremos

Padre, gracias por hacerme luz en un mundo en tinieblas; comprometo mi vida y mi luz para que otros te vean y te encuentren, y tu Luz encuentre cabida en su corazón.