Una conducta irreprochable

Al hablar del comportamiento del creyente entre los que aún no lo son, no se refiere a una actitud que nos separe de ellos y su forma de vida. Lo que el Señor en Su Palabra nos dice es que debemos separarnos del mal, absteniéndonos de realizar y participar de acciones mundanas que para nada serían un buen testimonio ni ejemplo. Es más bien la actitud de honestidad y con ello las buenas obras que revelen nuestro carácter cristiano, esto levantará alabanzas a Dios porque la honestidad en todos los momentos de la vida, ministerial y secular, demostrará la fidelidad a Dios y Su Palabra y se constituirá en lo que el mundo necesita ver respecto de nuestra relación con Jesús y cómo vivir en el mundo.

La idea del imperativo que Dios nos hace al decirnos: “Mantened”... se refiere a expresar lo que en realidad somos, porque nuestra vida en Cristo ya ha sido transformada en palabras, pensamientos y acciones, y lo ha sido por las verdades de la Palabra de Dios así como el actuar permanente del Espíritu Santo que convence y cambia profundamente nuestra vida.

Nuestra conducta debe ser irreprochable, es decir sin falta ni error o reproche alguno, lo podemos llamar de alguna manera “perfecta” o “buena”, pero la realidad es que por nuestra naturaleza pecaminosa esos calificativos nunca serían alcanzados.

Así pues, nuestra conducta debe ser digna del Señor, ha de ser espiritual, es decir guiada y controlada por nuestro hombre interior ya renovado por la presencia de Cristo en nuestro corazón, demostrando santidad (1 Corintios 1,2), por lo tanto exhibiendo que somos imitadores de Dios, el cual es “intachable” y hace a Sus hijos imitadores de este atributo de Su carácter.

Job es un ejemplo bíblico de ello, cuando en la Escritura se nos dice:

• Job 1:1 «Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job; y era aquel hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal».
• Job 1:8 «Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra, hombre intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal».
• Job 2:3 «Y el SEÑOR dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay otro como él sobre la tierra, hombre intachable, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y él todavía conserva su integridad, aunque tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa».

Aunque estos 3 pasajes parecen iguales, cada uno considera un detalle más hacia esa conducta intachable, irreprochable, que debemos alcanzar.

Oremos:
Hoy mismo puedes orar de esta manera: Señor mi Dios, tú eres el “intachable” y produces en mí y a través de mis acciones, comportamientos que lo sean y además te honren y te glorifiquen, pues serán la manera de mostrar, de exhibir cómo eres tú. Gracias Señor por producirlo a través de tu Espíritu Santo Amén.
Maria Piedad Mesa