Dando Frutos

Va avanzando el año y nos alcanzan los deseos de pensar en lo que pasó y cómo nos fue en todo lo que hicimos, la verdad es que ya es más importante mirar hacia adelante y pensar ¿cómo lo estoy haciendo?

Hay algunas maneras prácticas que nos ayudan a repensar lo que hicimos para empezar a hacer ajustes, y podemos ayudarnos con tres preguntas:

• ¿Qué estoy haciendo bien?
• ¿Dónde necesito mejorar?
• ¿Cómo puedo dar un primer paso hacia ese mejoramiento?

El ser fructíferos, como el hecho de llevar productividad en todo lo que emprendamos, pensamos hoy de manera especial que los frutos en la vida de un cristiano son necesarios porque la semilla de la palabra de Dios ha hecho el engendramiento de vida en él.

Cuando Jesús habló a Sus discípulos la parábola del sembrador en Mateo 13:3 b dijo «He aquí, el sembrador salió a sembrar», es una expresión maravillosa y muy clara de que es el Padre quien siembra la semilla que nosotros hacemos fructificar, hacemos dar frutos.

Y en otra ocasión en Juan 15:1-5 que les habló de la vid, les enseñó la necesidad de «llevar frutos, más frutos, muchos frutos, frutos que permanezcan y salten para vida eterna.»

Podemos concluir que recibimos la Palabra de Dios como semilla, es el engendramiento de vida en el creyente y permaneciendo como pámpanos pegados al tronco de la vid hacemos que ella haga de nuestra vida, una vida fructífera.

En pasaje clave de hoy dice que los primeros y más importantes frutos son los que tienen que ver con mantener y cuidar un corazón arrepentido que no se aleje de Dios y Su Palabra y siempre pueda fructificar vigorosamente en santidad.

Por eso, en Efesios 5:9 dice «porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad», es decir cómo Dios desea que nuestro Espíritu de fruto después de recibir la Palabra de Dios y aclara que debe ser con muestras de:

• Bondad, cualidad moral que distingue nuestro trato con los demás,
• Justicia, nuestra rectitud o justicia con los otros,
• Verdad, no como un pensamiento meramente intelectual que se capta en la mente, sino la verdad moral que motiva a la acción, no es algo que solo se conoce, sino que también se hace.
  Esta verdad nos hace hombres y mujeres útiles al mundo y fuertes en su carácter cristiano, porque no faltan a ella.

Punto de acción

No olvides responder las preguntas: ¿Qué estoy haciendo bien? ¿Dónde necesito mejorar? ¿Cómo puedo dar un primer paso hacia ese mejoramiento?