Él termina lo que comienza

¿Qué quiere decir este versículo?

Que Dios terminará su obra, no dejando nada a medias, sino que acabará su propósito establecido para cada uno, y esto es algo inusual y maravilloso, porque Dios no es como nosotros que dejamos varias cosas a medio concluir:

Cuantos no terminan la relación conyugal que iniciaron en la boda.
Cuantos no terminan los estudios que querían.
Cuantos no terminan los negocios o proyectos que iniciaron.
Cuantos no terminan el tratamiento médico por negligencia.
Cuantos no terminan pequeñas cosas como leer un libro.

Pero Dios no, sino que Él termina lo que empieza. Además, lo hace bien, tomando en cuenta todos los cuidados necesarios que debe tener con cada uno, ya que no somos iguales, sino que Dios nos ha hecho con diferencias muy notables entre nosotros.

Él toma su tiempo y sus medios para cumplir su propósito en cada uno. Él no hace las cosas apresuradamente, sino que tiene cuidado en cada acabado y detalle, para poder hacer de nosotros la más bella obra de arte, aunque para nosotros seamos simplemente los mismos.

Algo que hay que destacar es que su misericordia es para siempre, es decir, que durante toda nuestra vida Dios va estar trabajando en nosotros, para ir puliendo las áreas que lo necesitan, para sanarlas y restaurarlas. Este es un gran consuelo, pues fallamos cada día, y si dependiera de nosotros nunca terminaríamos bien lo que Cristo comenzó.

Punto de acción

No trates de eludir la acción de Dios en tu vida, es un esfuerzo inútil, es una lucha dispareja, una batalla perdida de antemano, porque Dios no cambia de opinión, no duda, no se desilusiona, no duerme, no se fatiga, ni su brazo se cansa. Dios no se da tregua cuando se trata de cumplir su propósito en tu vida.

Dios no se rendirá ni contigo ni conmigo, «porque el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1:6).