Librando batallas

La oración que cobra insistencia, que se vuelve clamor, que se hace con continuidad y que lleva consigo ruego, tocará el corazón de Dios y Él inevitablemente responderá.

Todos tenemos batallas que librar y no tenemos un campo de batalla físico para poderlo hacer. Pues bien, hay un campo de batalla cercano y útil en momentos de insistir a Dios, nuestra habitación y de rodillas, porque al pelear allí las mejores batallas, ofrendando lo que somos y tenemos, esperando en Su misericordia; no retardará Su bendición y el cumplimiento de Sus promesas.

En tiempos de Daniel, el edicto tenía que ver con impedir la adoración al Dios verdadero, robarle la gloria y tomarla para el rey. Pero él sabía lo que tenía que hacer: entrar en su casa, arrodillarse tres veces al día y orar.

Hay otro ejemplo bíblico del orar de rodillas como una manera de mostrar nuestra angustia y necesidad de respuesta de parte de Dios: «Elías subió a la cumbre del Carmelo; y allí se agachó en tierra y puso su rostro entre las rodillas..» 1 Reyes 18-42

Y tenemos una lección para aprender acerca de la oración de rodillas. Anatómicamente las rodillas son una de las articulaciones más importantes del cuerpo, su anatomía es bastante complicada por la multitud de elementos que la forman, y todos necesarios para el buen funcionamiento de las extremidades y bienestar del cuerpo humano. En el área sicosomática, la flexión de las rodillas tiene que ver con emociones específicas: sometimiento, obediencia, sumisión, necesidad de ceder o no ceder. Ellas nos amplían claramente lo que significa el orar de rodillas.

Hay en nuestro ser conflictos emocionales que pasan por nuestro corazón y no encuentran solución de una manera racional o intelectual. Tenemos la necesidad de hacer uso de nuestras rodillas en la presencia de Dios que sana, libera y perdona. Es decir, la oración de rodillas se convierte en respuesta desde el espíritu para el alma y el cuerpo; como lo explica la anatomía, una rodilla sana, flexible y útil traerá buen funcionamiento a todo nuestro ser.

¿Cuán fuerte es la angustia? ¡Más motivo para clamar e invocar a Dios!

El plan de Dios para la humanidad es que no pudiera vivir un día sin Él, pero la realidad es que tenemos que preguntarnos, siendo ese el diseño de Dios... ¿Cómo pueden los hombres vivir sin oración para estar con Él?

Punto de acción

Puedes orar así: Padre ¡Que bendición saber que nuestra insistencia, ruego y clamor es algo que diseñaste para que te buscáramos y peleáramos las batallas delante de ti! Permíteme hacer uso de esos ejercicios diarios de devoción ante ti: entrar en la habitación, arrodillarnos tres veces al día y orar.