Sirve de corazón

Una vieja frase reza así :
“Ama a las personas y utiliza las cosas y no al contrario, amando las cosas y utilizando a las personas”
Las actitudes cuentan a veces mucho más que los mismos hechos, ¿por qué?

Si le das a un niño de la calle un pan con una sonrisa le será más sabroso que un trozo de carne dado con arrogancia.

El Rey Amasias pidió el favor de Dios porque hizo lo correcto ante los ojos de Dios, aunque no de todo corazón; Dios parece estar más interesado en el por qué hacemos las cosas que en lo que hacemos.

Al hablar de servicio debes aprender a enfocarte en los demás y menos en ti, a dejar tus propias necesidades y comenzamos a reconocer las que yacen a nuestro alrededor.

Generalmente se sirve a otros para beneficio propio, para que les agrademos, para que nos incluyan en sus grupos, para ser admirados o para lograr nuestras propias metas; todo el tiempo piensa en lo maravilloso y noble que es. Algunos tratamos de usar el servicio hasta como herramienta de negociación con Dios.

Punto de acción:

Quienes realmente sirven con amor, no tratan de usar a Dios para sus propósitos, dejan que Dios los use a ellos para su santa y maravillosa voluntad. Eso les llevará a tener una vida extremadamente excepcional que deja huella de bien en los demás.

«como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.»
1 Corintios 10:33