¡Un hombre especial!

En esta generación, los hombres han encontrado muchas maneras de crecer y desarrollar su valía y autoestima, lo cual les ha hecho encontrar una buena reputación a sus propios ojos y a los de los demás, pero esto es un concepto relativo y fácil, propio del mundo en que se mueven las competencias de capacidades, aptitudes y logros, pero que por el contrario es bastante difícil encontrar en alguien que sea verdaderamente confiable y eso solo se logra con las características especiales que dice la Palabra de Dios que distinguen a “un hombre de verdad”, algunas de ellas, son:

- Integridad: Ésta consiste en el logro personal de que lo que uno dice; lo que piensa y lo que hace sean una misma cosa constantemente. Esto no es un logro fácil hoy en día como tampoco lo era en la antigüedad.
Es por eso que la Biblia habla constantemente de la integridad como una preciada cualidad a obtener y mantener. El rey David en el salmo 19:13 declaró que el ser íntegro preserva de errores ocultos y de soberbia y en el salmo 37:37 le augura un final dichoso.

- Humildad: Es una virtud contraria a la soberbia, porque permite reconocer las habilidades, cualidades y capacidades y saber que debe aprovecharlas obrando en bien de los demás, en silencio. Un hombre humilde es digno de confianza, flexible, adaptable y atrae la honra (Proverbios 15:33 b) y aceptación de los demás como algo natural. La Palabra de Dios dice que esta virtud hace que el hombre obtenga el favor de Dios porque: “«Dios atiende al humilde más al altivo mira de lejos» Salmo 138:6.

- Diligencia: Es la decisión intrínseca de hacer lo que hay que hacer en el tiempo preciso. En este momento de nuestra historia es una virtud difícil de encontrar, pues todos los hombres tienen tantas responsabilidades, actividades, distractores que se les hace difícil vivir por prioridades y no por presiones. Por eso esta cualidad adorna de manera especial a “un hombre de verdad”. Es contraria a la pereza, la tardanza, la procrastinación (posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que resultan más gratificantes, pero son irrelevantes. Es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que se debe tomar). Esta virtud anima al varón al esmero y cuidado para ejecutar sus responsabilidades y a la prontitud de hacer algo con agilidad y disposición tanto interior como exterior. Realmente no nace consigo hay que trabajarla y ponerla en práctica hasta alcanzarla como parte del carácter. La Palabra de Dios la exhibe con promesa de abundancia en Proverbios 21:5 a «los planes del diligente tienen a la abundancia» .Así que el varón que decida trabajarla y lograrla en su desarrollo personal es un hombre confiable y eficaz en cualquiera de sus labores y responsabilidades.

Punto de acción

Esta oportunidad podría llevarte a la evaluación y toma de decisiones al respecto del conocimiento, así como a un plan de trabajo personal para alcanzar ser “un hombre de verdad” a la imagen y para la gloria de Dios.