Una fe que vence

¿Qué tanto nos gustan las palabras que hablan de vencer y de salir victoriosos?

Son palabras que engrandecen y animan a seguir adelante, que nos aseguran el paso y aclaran el camino.

Pero estas afirmaciones tiene su condición: «Lo que es nacido de Dios.»
Lo que proviene de Dios, aquello que tiene su origen en Dios.

Nuestra fe puede tener orígenes equivocados. Hay quienes tienen mucha fe y creen que todo saldrá bien. Pero, ¿fe en quién? o ¿en qué? en las capacidades humanas, en las oportunidades, en la madre naturaleza, ¿Fe en quién ....?

Que tú FE se aferre y conecte a quien nos aseguró la victoria de la manera correcta.

¿Sabes que eso hizo Jesús a través de su obra?
Te ha adquirido con su propia sangre y te limpio, por eso cuando necesites su ayuda, invócalo y la tendrás. Entonces te darás cuenta lo cerca que está de tu lado. Esta es la Fe que vence al mundo, la que nos permite llamar: «las cosas que no son, como si fueran», pero más que eso nos hace reposar seguros en ÉL, porque independiente del proceso; Él no solo asegura, sino que tiene todo el poder para cumplir sus promesas, y luego de ayudarnos a atravesar por algún océano de dificultad llevarnos al desembarcadero, no lo olvides!

Oremos:

Padre eterno, llévanos a descubrir la porción de Fe que nos has dado, y más que eso ayúdanos a orientarla hacia ti y no hacia lo que nos desvía. No queremos poner nuestra FE en agüeros, ni en filosofías, ni poderes humanos. Solo en ti, como viendo al invisible. Hoy levantamos nuestro corazón a ti y decidimos creer que todos nuestros asuntos están en tus manos en el nombre de Jesús.
Amén.