Acusaciones

¿Piensas que no tienes valor? ¿Está tu autoestima sumergida en el fango?
Reflexiona si hay alguna acusación interna a la que hayas cedido.

Las acusaciones actúan como sentencias severas. Cedes a ellas porque tu fe se debilita. Algunas veces el único lenguaje que estás escuchando es el juicio de ti mismo, o de otros hacia ti. Sin embargo, Jesús no le ha entregado su derecho de juzgar a quien no lo tiene:

«Enséñame cómo vivir, oh Señor. Guíame por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan. No permitas que caiga en sus manos. Pues me acusan de cosas que nunca hice; cada vez que respiran, me amenazan con violencia. Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes.»
Salmos 27:11‭-‬13 (NTV)
¿Qué tienes qué hacer cuando eres acusado?

• 1) Pídele a Dios que te enseñe cómo vivir: «Enséñame cómo vivir, oh Señor. Guíame por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan.» Salmo 27:11 (NTV). Las acusaciones son juicios sobre lo que una persona es, o sobre lo que hace. Toda conducta humana es susceptible de ser mejorada. Así que, si le pides a Dios que te enseñe cómo vivir, Él te mostrará en qué tienes que mantenerte firme, qué actitudes cambiar y qué acciones evaluar.
• 2) No te debilites en la fe: «No permitas que caiga en sus manos. Pues me acusan de cosas que nunca hice; cada vez que respiran, me amenazan con violencia.» Salmo 27:12(NTV). Recuerda que estás en medio de una batalla espiritual. Efesios 6:12. Las acusaciones de Satanás y de otros te llevarán a obrar como una persona sin valor. Solo la gracia de Dios, te lleva al arrepentimiento, y te levanta como una persona de valor, porque has decidido creer la verdad.
• 3) Mantén una perspectiva saludable de ti mismo y del futuro:«Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes.» Salmos 27:13(NTV)

Punto de acción:

Jesús es el único que realmente intercede por ti. (Romanos 8:33-34). No tengas temor al hombre, ni a las circunstancias. Porque Dios es tu consolador, y Él no te desampara. (Isaías 51:12-13)