De cambio a transformación

Cambio es sacar algo y colocar otra cosa en su lugar, quitando lo bueno y lo malo para reemplazarlo por algo desconocido. Es la acción de abandonar una cosa o situación por otra o intercambiar alguna cosa que se considera de un valor semejante. El cambio es un elemento intrínseco al tiempo, porque al cabo del tiempo, todas las cosas tienden a cambiar de un modo u otro.

Todos hemos escuchado que el cambio es bueno, pero aunque lo escuchamos muy a menudo, todavía luchamos con él. Porque la mayoría de nosotros no lo queremos ya que derriba nuestros niveles de comodidad, dejándonos inseguros y asustados. Desafía nuestras expectativas, nuestras rutinas, nuestra comprensión del mundo y cómo vivimos en él.

Veamos el otro término que nos ocupa: Transformación significa “Dar otra forma o aspecto a algo o alguien”. Es decir que es un tipo de cambio pero a diferencia de él, ésta implica tomar lo que existe para hacer algo nuevo o distinto con ello. En contraposición a lo que dijimos del cambio, la transformación nos permite rescatar lo bueno y modificarlo o corregirlo para mejorar. Ella es dinámica, permite progresar, a diferencia del cambio, que interrumpe el progreso volviendo a la línea de partida una y otra vez.

Concluimos pues que, no hay que hablar de cambio sino de transformación.

De acuerdo al pasaje que estudiamos, para nosotros como cristianos, ¿qué significa la transformación? ¿Significa que nuestro comportamiento se reforma, o se mejora para ser un poco más como Cristo o que simplemente vivimos practicando una serie de normas y regulaciones? ¿Puede ser real la transformación de un creyente por el Espíritu del Señor?

La transformación personal supone bíblicamente el crecimiento personal de manera muy profunda y para cada uno será diferente porque hay muchos caminos para ello. Puede que la vida te presente una situación tremendamente difícil o complicada y no te quede otra que ir de cambio a transformación para triunfar ante tus circunstancias con la ayuda y asistencia del Espíritu del Señor por la obra que hace en ti.

La vida de un cristiano debe ser un ejemplo, no por vanidad sino, para lograr inspirar a otros, así como Jesús es un ejemplo en todo Su actuar, quiere que seamos un ejemplo para la gente que nos rodea; para que en nuestra forma de vida se vea reflejada la presencia de Dios y se lleve toda la gloria.

¡Esta es la transformación por excelencia que debemos llevar!
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos
Mateo 5:16
Punto de acción:

Piensa: ¿cómo puedo ser agente de transformación? ¿qué es lo que puedes realizar en tu entorno para marcar una diferencia, en tu familia, tu colegio, tu ciudad? ¿Qué medios tienes a tu disposición para llevar el mensaje de alegría, paz y servicio de Jesús, a otros? ¿Estás siendo la sal y el mejor ejemplo en tu hogar, tu colegio, tu barrio?

¡Esta será la transformación por excelencia que debes llevar!