Skip to main content

29 Noviembre 2021

El dueño del tiempo

Publicado en Noviembre

El dueño del tiempo
«Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.»
► Juan 7:6(RVR60)‭‭

A menudo encontramos en las Escrituras que Dios es un Dios de tiempos muy definidos. Conforme a su plan eterno y a su conocimiento absoluto de todas las circunstancias, Él va desarrollando los acontecimientos con una precisión milimétrica, en el tiempo y en el espacio adecuados.

La venida de Jesús no fue un evento decidido a prisa por Dios. Desde Génesis ya impresiona el orden y los tiempos de Dios en la creación; Y al contemplar el árbol genealógico de Cristo en el evangelio de Lucas 3:23-38, se observa que su venida estuvo cuidadosamente planeada y supervisada por 4.000 años; así que si analizamos los acontecimientos de la venida de Cristo, cómo ocurrieron en el tiempo hasta concluir con el advenimiento del Señor Jesús y su gloriosa obra en la cruz, percibimos una Mente y una Voluntad superior, que es la que a nosotros también nos regula, y cuyos propósitos haremos bien en atender.

El Señor mismo, en sus aproximadamente 33 años de vida terrenal, dio muestras de sujeción a los tiempos de Dios. Él no anticipó ni aplazó ningún acto, ni aún el tiempo de la cruz; rehusó todo aquello que podía anticiparla, como también aquello que podía demorarla. Él decía: «Mi tiempo aún no ha llegado». Los hombres podían planificar su vida y moverse de acuerdo a su propia voluntad, pero Él no.

De ahí que todo el control de nuestros tiempos y sazones ha de tenerlo Él. Nada sabemos nosotros qué es lo que más conviene a Su gloria y por lo tanto a nosotros. Sólo Él puede movernos o detenernos. Los plazos nuestros pudieran no convenir al Señor, aunque nos parezcan a nosotros los más apropiados. Sus pensamientos y Sus caminos son más elevados que los nuestros.

Punto de acción:

Sería una perspectiva espantosa para nosotros que algún punto de la historia de nuestra vida fuese dejado al azar, o a las liviandades de nuestra propia imaginación y pobre sabiduría; por eso con jubilosa esperanza apoyémonos en la eterna presciencia y en la sabiduría infalible de Dios; y digamos como el rey David:

«En tus manos, Señor, coloco mis tiempos».
Salmo 31:15

Lectura biblica necesaria: Juan 7:1-9(RVR60)


[widgetkit id="2"]

Leave a comment

Please login to leave a comment.