Día del Niño

El Día del Niño es una celebración que honra la infancia y destaca la importancia de proteger los derechos, la felicidad y el bienestar de los niños en todo el mundo. Esta fecha especial se conmemora en muchos países en distintas fechas y sirve como un recordatorio de la necesidad de garantizar un entorno seguro, saludable y educativo para todos los niños. Es un momento para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan en la sociedad actual y para renovar nuestro compromiso con su cuidado, desarrollo y felicidad. En este día, escuelas y colegios promueven actividades lúdicas, educativas y solidarias que fomentan el juego, la creatividad y el amor por el aprendizaje, permitiendo que cada niño alcance su máximo potencial y construya un futuro mejor.

Todos somos importantes para Dios, quien nos ama desde el momento de la concepción. Sin embargo, los niños ocupan un lugar especial en el corazón de Dios, y hay versículos en la Biblia que reflejan cuán preciados son a sus ojos.

Los niños son un regalo de Dios

Salmo 127:3 (NVI): «Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son una recompensa.»

Dios diseñó la familia y los niños son su regalo. Por este motivo, el crecimiento de cada niño es importante para Él. La Biblia enfatiza claramente que los niños son una bendición, no un problema.

¿Sabías que has sido creado a imagen de Dios? Cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, tiene un valor inmenso. Estos versículos nos enseñan que Jesús ama a cada persona, sin importar su estatus o edad.

Cuando observamos a un niño hambriento o a un hombre rico, ¿los vemos con los mismos ojos que Dios? ¿Les damos el mismo valor a ambos? Dios entregó a su hijo Jesús tanto por los pobres como por los ricos, tanto por los jóvenes como por los ancianos.

No debemos ver a los hijos como una carga o como una responsabilidad demasiado difícil de asumir. Los hijos son una bendición, una herencia de Dios y una recompensa para nuestras vidas. Debemos amarlos y valorarlos. Es un gran privilegio y honor que Dios nos conceda hijos, poder verles crecer y criarlos en el temor del Señor. ¡Apreciemos ese regalo de Dios!

Plan de acción:

Debemos enseñarles a amar a Dios. Ora con nosotros y pide a Dios que abra tus ojos para que veas a los niños que viven en situación de pobreza como Él los ve. Debemos seguir el ejemplo de Jesús para mostrar a cada niño el valor que tienen ante nuestros ojos y ante los ojos de Dios.