Skip to main content
Sep20

Pecado cubierto

Mes // Septiembre

Pecado cubierto
« Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.»
► Salmo 32:1 (RVR60)

Hablar del pecado es hablar precisamente del tema que un día en el jardín del Edén a través de nuestros primeros padres, Adán y Eva nos separó de Dios, pero también hablar del pecado es recordar la primera promesa dada en la Escritura en Génesis 3:15:

«Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; Esta te herirá en la cabeza y tú le herirás en el calcañar.»

A causa del pecado quedó prometido un Salvador (Jesucristo) y una obra particular (la salvación la humanidad).

Con la venida de Jesús a morir por todos los pecados de la humanidad, vemos que el tema del pecado ya no nos separa de nuestro buen Dios, nos entendemos, hablamos el mismo idioma: Él lo abomina y nosotros somos pecadores y hacemos pecado, y sin embargo el tema nos acerca. Él no lo quiere y para nosotros es inevitable, por eso Dios mismo trae la respuesta:

«Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.»

Él ofrece la solución completa:
  • - Perdón: Quita la culpa y remite el castigo. Esto solo lo hace la sangre de Cristo, Su sangre gratuita es el mérito, el pago, el precio, ya que «Sin sangre no hay remisión de pecados» Hebreos 9:22
  • - Condición y bendición: Este pago y perdón conlleva a: la condición del arrepentimiento, no porque por ello sea merecido el perdón, sino que Jesús debe enjugar las lágrimas de nuestro dolor al reconocer: “¡Peque, Señor!” Y la bendición, es el olvido de Dios a nuestros pecados: «No me acordaré más de la maldad de ellos» Miqueas 7:19. Él lo hace de manera total y para siempre.
  • - Cubierto: En el Antiguo Testamento el Arca del Pacto, cubierta de oro, llamada Propiciatorio, cubría las tablas de la ley que estaban dentro de ella. Así cubre Dios nuestras faltas a Su ley. En aquel tiempo por la sangre derramada de los sacrificios, ahora por la Sangre de Cristo derramada para perdón de nuestros pecados.
La seguridad del perdón de los pecados en el creyente es una de las verdades doctrinales que mayor alegría, libertad y agradecimiento trae al corazón. Lo contrario a ello es vivir en esclavitud, temor y vergüenza. La sangre de Cristo nos ha sido suficiente y la tenemos a la distancia de una oración, de un reconocimiento personal.

Punto de acción:

La sangre de Cristo, el regalo de Dios Padre como cumplimiento a Su promesa de libertad del pecado, de la naturaleza pecaminosa y de la esclavitud satánica es la única que puede hoy “dejar cubierto tu pecado”. Ora, recibiéndolo y dándole gracias por ello.

Lectura bíblica necesaria: Salmo 32(RVR60)