¿Qué hacer ahora?

Hay momentos y situaciones en las naciones donde el pueblo de Dios, debe tomar una posición adecuada, de acuerdo a los principios eternos de la Palabra de Dios para actuar de manera influyente, dejando “de ser parte del problema para ser parte de la solución”.

Quizá muchas veces nos hemos preguntado y yo ¿qué puedo hacer ahora? Todo el mundo comenta acerca de la situación actual en la política en cualquier lugar del mundo, porque las situaciones de gobierno tienen similitud ya que conllevan dos actores exactamente iguales: gobernantes y gobernados.

Y, en vista de ello, vamos a la Palabra de Dios y ella misma nos enseña al respecto que lo primero y más importante es orar. Orar por el mundo, por el país, por la ciudad y cada uno de sus gobernantes.

Pero también nos dice, respecto de nosotros gobernados ¿Qué haremos ahora? Veamos:

«Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres»
Tito 3:1-2

Aquí está lo que debemos hacer:

• 1. Sujetarnos a los gobernantes y autoridades: La sujeción es una actitud del corazón que reconoce la autoridad del gobernante y autoridad como puesta directamente por Dios (Romanos 13:1)
• 2. Obedecer a los gobernantes y autoridades: Además de la sujeción, debemos actuar en concordancia con lo solicitado y respaldado por la Palabra de Dios.
• 3. Dispuestos a toda buena obra: Para ellas fuimos creados (Efesios 2:10). Es la razón de la obra de Cristo en la cruz, pues desea tener «para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» Tito 2:14
• 4. No difamar a nadie: El cristiano no puede de ninguna manera difamar, deshonrar a quien en autoridad dirige los destinos del país o la ciudad.
• 5. No ser pendencieros: El creyente ha de mostrarse siempre amables, no belicoso ni rencilloso para con los demás. Mucho menos agresivos y ofensivos.
• 6. Mostrando mansedumbre: Esta es el honor que llevamos como fruto de ser llenos y controlados por el Espíritu Santo y no por las emociones o circunstancias.

¡Qué maravillosa es la Palabra de Dios que nos da esta directriz espiritual para vivir las circunstancias políticas y de comunidad en este momento de nuestra historia!
Punto de acción:

La Palabra de Dios, la llenura del Espíritu Santo, te habilitan para esta hora presente, ya no dirás más ¿Qué hacer ahora?, en cambio debes compartirlo y enseñar a muchos otros, así “viviremos quieta y reposadamente”. Es lo que anhelamos.