Cargando mi identidad

A lo largo de este día, pregúntate: ¿Quién eres? Para responder a esta pregunta, podrías pensar en tus cualidades, creencias, habilidades e inabilidades, rasgos y cosas que te caracterizan. Esencialmente, se trata de la imagen mental que tienes de ti mismo.

Es posible que la respuesta sea muy positiva y que destaques muchas cosas especiales sobre ti. Sin embargo, podría no ser así, y tu autoconcepto podría estar deteriorado, afectando todas las áreas de tu vida. Quizás sientas que no vales nada, que no encuentras tu lugar en el mundo, te sientes estancado, que nadie te ama y que no puedes amar a los demás, entre muchas otras cosas.

Quiero decirte que es importante hacernos esta pregunta e ir a los lugares correctos para descubrir nuestra identidad. Tenemos un gran ejemplo en Jesús.

Jesús tenía una identidad clara: Lo más importante es que Jesús sabía que era hijo de Dios. Conocía su origen y quién era. Jesús estaba al tanto de su genealogía y aprendió de sus padres, quienes fueron ejemplares: José era íntegro y protector, mientras que María, una mujer de Dios, vivía bajo autoridad y no fue sobreprotectora.

Así como Jesús comenzó a descubrir su identidad a través de conocer su genealogía, preguntar a sus padres sobre su origen, leer las Escrituras y tener tiempos de oración e intimidad con Dios Padre, nosotros también debemos hacerlo.

Plan de acción:

1. Indaga sobre tu genealogía.
2. Pregunta a tus padres o familiares cómo fue tu nacimiento, infancia y cuál era tu relación con ellos.
3. Lee la Palabra de Dios para aprender lo que Él dice y piensa de ti.
4. Dedica tiempos de oración e intimidad con Dios.

Una vez que Jesús tuvo su identidad clara, también supo cuál era su propósito aquí en la tierra. Y esa es la idea para ti y para mí: una vez que tengamos clara nuestra identidad, podremos descubrir cuál es el propósito que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Lectura bíblica necesaria: Efesios 1