El saludo

Un señor trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día, al terminar su jornada laboral, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; sin embargo, la puerta se cerró con el seguro, quedándose atrapado dentro. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchó. La mayoría de los trabajadores ya se habían ido a sus casas, y era casi imposible oírlo debido al grosor de la puerta.

Después de cinco horas en el refrigerador, al borde de la muerte, la puerta se abrió repentinamente. El guardia de seguridad entró y lo rescató. Posteriormente, le preguntaron al guardia qué le hizo pensar en abrir esa puerta, ya que no era parte de su rutina de trabajo. Él explicó:

“Llevo trabajando en esta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran en la planta cada día. Este señor es el único que me saluda por la mañana y se despide de mí por las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Esta mañana me dijo ‘Hola’ al entrar, pero nunca escuché ‘Hasta mañana’. Espero ese saludo y despedida cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mí, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré.”

No hay nada mejor que comenzar el día dando o recibiendo un saludo placentero; eso transmite energía y fuerzas para empezar.

• ¿Y tú, cómo saludas cada día a tu buen Creador? ¿Reconocerá Él tu saludo cada día? ¿Y el de hoy?
• ¿Vigorizas a tus hijos y cónyuge con un abrazo y una palabra de fe? ¿Lo recordarán todo el día?
• ¿En tu sitio de labores, animas con gozo divino a tus compañeros?

Punto de acción

Comienza el día demostrando a los demás tu cariño

«Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros.» Juan 13:34

Lectura bíblica necesaria: Salmo 5 (DHH)