Milagros en casa

Jesús ejerció su ministerio en casas, lo cual indica que era un ser relacional. Fue empático y ayudó a todos los que demandaban un milagro. En este caso, encontramos en la lectura una gran riqueza ministerial al ver que fue propicio en sanar a dos ciegos y a un mudo que estaba endemoniado. Solo preguntó si tenían fe para recibir su milagro y fueron sanados. La misma pregunta te hago hoy: ¿Tienes fe para ver tu situación resuelta?

Cuando Jesús llegaba a una casa, enseñaba, predicaba y sanaba. Ejerció un ministerio público con mucha pasión, dinamismo y eficiencia. Nunca se le notó agotado ni quejándose por cumplir con la labor encomendada por Dios Padre. Son muchas las delegaciones que tenemos terrenalmente; ¿eres de los que se quejan o las ejerces con tenacidad? Debes saber algo hoy: si te han encomendado una misión es porque tienes el potencial para cumplirla, siendo consciente de que tu competencia proviene de Dios. « No queremos decir que nos creemos capaces de hacer algo gracias a nosotros mismos, pues Dios es quien nos da la capacidad para hacer todo lo que hacemos.» 2 Corintios 3:5. También es Dios quien en nosotros produce el querer como el hacer por su buena voluntad.

Punto de acción

En tu casa pueden ocurrir los mismos milagros si te dispones a unirte a la misión #2024AñodeVolveraCasa; entendiendo que eres un instrumento útil en las manos de Dios para continuar con la extensión del evangelio. ¡Acepta el reto!

Lectura bíblica necesaria: Mateo 9