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Ago19

Poco es mucho

Mes // Agosto

Poco es mucho
« Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.»
► Lucas 6:38 (RVR60)

¡Es una de las leyes de la reciprocidad! ¡Recibes lo que das! ¡Cosechas lo que siembras!

La forma más sencilla de hacerlo es convertirlo en una prioridad. Sí… ¡incluso una más alta que el dinero, que las posesiones y que las propias prioridades! 

La referencia personal que debemos tener de la provisión de Dios, es que no depende de nosotros, de lo que tengamos o produzcamos. Sino que Dios toma lo que voluntariamente le entregamos y lo multiplica.

No importa lo que tengas, Dios espera tu actitud, ¡¡¡¡para que puedas verlo convertido en mucho!!!!

¿Cómo podrá ser?
Hay un secreto: Todo lo que tú le des a Dios, Él lo devolverá multiplicado.

Si le das a Dios tu tiempo, Él lo multiplicará. Si le das tu dinero o energía, Él multiplicará también eso. Dar a Dios de lo que tenemos, es como plantar semillas.

Los granjeros saben que las semillas deben ser sacrificadas al ser enterradas en la tierra, entregar todo para bien.

Si conservas una semilla en un costal, no hará nada, pero si la plantas, se multiplicará. Por ejemplo, cuando el agricultor planta su semilla de fríjol, no planta cualquiera, ni una sola, planta la de mejor calidad, quizá de mayor valor, y planta muchas porque quiere una cosecha grande y recoger mucho, a veces más de lo que esperaba. De la misma manera, Dios multiplica lo que le entregues.

¿Cuál es el ingrediente principal de este secreto en la siembra de la semilla?


Fe, fe en Dios y en lo que ha prometido hacer con las semillas y con los dadores de ella.

La fe, pide, confía, espera y sabe que recibirá, pero no negocia.

La negociación es un pacto o convenio que se hace entre dos partes que están en iguales circunstancias y pueden lograr el fin de dicha negociación. Con Dios no lo podemos hacer, pues los pactos o tratos los hace Él con nosotros, no estamos en igualdad de condiciones, Él es Dios y nosotros Sus siervos.

A veces las personas creen condicionar a Dios y decirle por ejemplo “Dios, ayúdame a cerrar este negocio y te daré parte de ello”, es necedad. Dios no trabaja de esa manera. Dios pide fe, pide que le des todo (tu corazón, tu tiempo, tu vida, tu dinero, tus intenciones porque Él es tu Dios). Él desea primero ser honrado por nuestras vidas de hijos y siervos, sin preocuparnos sobre si obtendremos algo a cambio; Él quiere que le permitamos decidir cómo recompensarnos.

Si todo es Suyo…lo que demos es poco, comparado con lo que recibimos.

Punto de acciòn:

La multiplicación de los panes y los peces es una buena referencia de la forma que Dios nos pide que demos, así como Jesús lo hizo con los discípulos en el milagro de la multiplicación. La actitud del dar (fue más la del muchacho) y Jesús tenía un propósito al pedirlo: el amor por la gente; el resultado fue bendición para todos.

¿Y tú qué podrías hacer hoy, de esta manera?

Lectura bíblica necesaria: Juan 6 (RVR60)