Verdadera seguridad

La seguridad es la sensación de confianza en algo o en alguien y esta sensación depende de la calidad de ese algo o alguien en quien se apoya.

En un momento convulsionado como estamos, la verdad es que la confianza, seguridad que andas buscando necesita apoyarse en alguien que por su calidad es digno y merecedor de ella. Ese alguien es Jesús. La calidad te la demarca el conocimiento que tengas de Él, de Su deidad, de Sus atributos, de tu relación personal con Él.

Fue así como en una conversación de Jesús con Sus discípulos, «Él les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Mateo 16,15-16

Era esta respuesta la que demostraba que en el corazón de Pedro había confianza, seguridad en su maestro porque lo que de Él sabía era más grande que el concepto de otras personas, quizá de conceptos religiosos o culturales que tenía. Sabía que ese gran título de Cristo le hacía merecedor de su confianza, seguridad y era lo que dejaba ver la fuerza de su relación íntima con Él. Cuando estudias la Palabra de Dios y te encuentras con verdades tan maravillosas que te hablan de quién es Él y que es digno de tu confianza, seguridad, por ejemplo:

• - Dios formó al hombre del polvo de la tierra y “sopló en su nariz aliento de vida” (Génesis 2:7)
• - Tenemos un pastor para cuidarnos (Juan 10:27))
• - Dios da además de vida física, vida eterna (Juan 10:28 a) )
• - Él es el protector de la vida (Juan 10:28 b))
• - Tenemos un Padre y un “cuidador” de nuestra vida (Juan 10:29 a))
• - Nadie puede arrebatarnos de Su mano (Juan 10:29 b))
• - Como si fuera poco, a pesar de nuestra humanidad, nuestra decisión de entregar a Cristo nuestra vida, nos hace uno solo con Él (Juan 10:30).)

Pensando en las dificultades actuales en todas las áreas de la humanidad, bien podemos considerar que esta opción de confianza, seguridad, es la mejor para afrontar el momento y no nos dejará avergonzados, al contrario, nos permitirá ser de ayuda para muchos que a nuestro alrededor se debaten entre el miedo, la angustia y las incertidumbres propias de la época.

Punto de acción:

Este es el mejor momento para reflexionar y reconocer si has dado a Jesús la calidad que tiene Su deidad, Sus atributos y la relación personal e íntima que has cultivado, eso dirá tu grado de confianza, seguridad, de tal manera que puedas confesar con toda libertad y a pesar de las circunstancias: MI CONFIANZA ESTÁ EN DIOS.