[widgetkit id="2"]
Mar31
¿Qué mira la gente?
Mes // Marzo
► Salmo 34:5 (RVR60)
Realmente las personas andan deambulando y mirando, pero no logran realmente ver lo importante.
El ojo del hombre fue dado para mirar, pero el ojo en sí, no tiene la capacidad de escoger qué mirar ni a qué mirar que sea para su provecho. Solo esa capacidad es dada por Dios al ser humano: tener visión de contemplar y observar más allá de simplemente mirar, porque de esa manera podrá evaluar y discernir entre lo que sirve y lo que no.
Es ahí cuando el salmista proclamó la gran verdad que nos ocupa, al enseñarnos que hay un punto fijo, alto, excelente a dónde mirar y ese es Él.
El salmista encontró que de acuerdo a lo que el hombre mira, recibe para su vida. El deseo de Dios es que una vez lo miremos a Él sucedan cosas especiales en nuestra vida, como le sucedió a Moisés según lo dice la Escritura:
«teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros
de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible»hebreos 11:24-26
Moisés tuvo puesta la mirada en algo superior a sus circunstancias terrenales: en su futuro galardón. Eso era más importante que lo que los egipcios y también los de su pueblo pudieran hacerle; porque este era eterno, inmarcesible, un tesoro incontaminable que permanecería para siempre, y por eso él lo esperaba.
También explica que: en quien uno coloca su mirada le da seguridad respecto de las reacciones e incomodidades que pueda provocar en las personas y el efecto de las situaciones normales de la vida
Moisés miraba al Invisible, por eso el salmista escribió que los que miran al Señor, al Invisible, son alumbrados y como resultado nos libra de las vergüenzas que puedan dejarnos el enfrentamiento con las circunstancias y las personas.
Ahora, ¿qué andas mirando?
Punto de acción
Hoy puedes tomar la decisión de mirar a las circunstancias y a las personas, pero te perderás de la verdadera luz que alumbra y no avergüenza, Mirar al Señor, al Invisible, a el que define la luz con que alumbra tu vida en el lugar y el círculo de personas donde te muevas. El galardón tiene tu nombre, Él lo ha dado, el Señor lo compró para ti, el Invisible está contigo y hace la vida diferente. Ya no hay que andar deambulando y solo mirando... le puedes dar un propósito y sentido eterno a tu mirar.
El ojo del hombre fue dado para mirar, pero el ojo en sí, no tiene la capacidad de escoger qué mirar ni a qué mirar que sea para su provecho. Solo esa capacidad es dada por Dios al ser humano: tener visión de contemplar y observar más allá de simplemente mirar, porque de esa manera podrá evaluar y discernir entre lo que sirve y lo que no.
Es ahí cuando el salmista proclamó la gran verdad que nos ocupa, al enseñarnos que hay un punto fijo, alto, excelente a dónde mirar y ese es Él.
El salmista encontró que de acuerdo a lo que el hombre mira, recibe para su vida. El deseo de Dios es que una vez lo miremos a Él sucedan cosas especiales en nuestra vida, como le sucedió a Moisés según lo dice la Escritura:
Moisés tuvo puesta la mirada en algo superior a sus circunstancias terrenales: en su futuro galardón. Eso era más importante que lo que los egipcios y también los de su pueblo pudieran hacerle; porque este era eterno, inmarcesible, un tesoro incontaminable que permanecería para siempre, y por eso él lo esperaba.
También explica que: en quien uno coloca su mirada le da seguridad respecto de las reacciones e incomodidades que pueda provocar en las personas y el efecto de las situaciones normales de la vida
Moisés miraba al Invisible, por eso el salmista escribió que los que miran al Señor, al Invisible, son alumbrados y como resultado nos libra de las vergüenzas que puedan dejarnos el enfrentamiento con las circunstancias y las personas.
Ahora, ¿qué andas mirando?
Punto de acción
Hoy puedes tomar la decisión de mirar a las circunstancias y a las personas, pero te perderás de la verdadera luz que alumbra y no avergüenza, Mirar al Señor, al Invisible, a el que define la luz con que alumbra tu vida en el lugar y el círculo de personas donde te muevas. El galardón tiene tu nombre, Él lo ha dado, el Señor lo compró para ti, el Invisible está contigo y hace la vida diferente. Ya no hay que andar deambulando y solo mirando... le puedes dar un propósito y sentido eterno a tu mirar.
Lectura bíblica necesaria: Salmos 34 (PDT)
Autor
María Piedad Mesa
Escritora de:
Busca Amar a Dios y Ser Ejemplo
Bendito el Fruto de tu Vientre
https://sites.google.com/view/piedadmaestradelbien/acerca-de-mi?fbclid=IwAR2ZpAmtQNMaKrGuINUp9R-Bnr9xovjeq-Luzbc87oCxnNa-WgfBMXXWmYo | https://www.facebook.com/piedadmaestradelbien