Oct12
Linaje suyo somos
Mes // Octubre
Día de la raza
- Hechos 17:26
Era una mujer marginada, menospreciada por muchos debido a su origen. Siendo samaritana, la consideraban inferior por su raza. Los samaritanos, siendo un pueblo mestizo, eran despreciados por los judíos, quienes pensaban que contaminaban la pureza de su linaje. De hecho, ningún judío respetable de esa época atravesaría Samaria, tierra de "ellos".
Sin embargo, Dios, en su búsqueda incansable, entró en ese territorio, considerado impuro, para encontrarse con esta mujer a la que la sociedad esperaba evitar, rechazar y condenar. Escogió el camino que muchos despreciaban debido a sus prejuicios y soberbia. No permitió que ningún obstáculo, ya sea costumbre, creencias, honor o apariencias, se interpusiera. A través de ella, buscó acercarse al pueblo samaritano.
"El negro es un color terrible para nacer en este mundo", escribió James Baldwin en "Notas de un hijo nativo". Es sorprendente lo volátil que puede ser una conversación cuando abordamos cuestiones raciales y abuso de poder. Lamentablemente, este fenómeno no es menos presente en la cristiandad. Los insultos, etiquetas y lenguaje denigrante son frecuentemente utilizados como armas.
Cada individuo, obra de nuestro Padre, es valioso. Él nos invita a tratarnos con el respeto y la dignidad que merece cada miembro de la raza humana; todos creados y amados por Él.
Somos una sola raza, la humana, y todos llevamos en nosotros la imagen de Dios, sin excepciones.
Menospreciar a alguien es desafiar la visión divina sobre quién es esa persona. Tratar a otros como inferiores también contradice el ejemplo de Jesucristo.
Para comprender a los demás, debemos seguir su ejemplo. Se encarnó, se hizo uno de nosotros y experimentó nuestra existencia. Al hacerlo, se convirtió en la esperanza de nuestra redención. Su vida es el mayor testimonio de empatía y comprensión que jamás haya existido. Nos insta a seguir sus pasos.
Dios creó y sigue creando una maravillosa diversidad de seres humanos. Piensa en el cuerpo de Cristo: brazos, piernas, ojos, orejas. Todos distintos y vitales, todos con un propósito divino, todos reflejan Su gloria y naturaleza. Despreciar la diversidad y menospreciar a los demás contradice la esencia del Dios que nos formó.
Oración
Señor, en tu infinita sabiduría nos creaste diversos y únicos; ayúdanos a reconocer tu imagen en cada persona, a amar sin distinciones y a reflejar en nuestras acciones el amor y respeto que Jesucristo nos mostró. Amén.
Reflexionemos sobre estos pasajes:Sin embargo, Dios, en su búsqueda incansable, entró en ese territorio, considerado impuro, para encontrarse con esta mujer a la que la sociedad esperaba evitar, rechazar y condenar. Escogió el camino que muchos despreciaban debido a sus prejuicios y soberbia. No permitió que ningún obstáculo, ya sea costumbre, creencias, honor o apariencias, se interpusiera. A través de ella, buscó acercarse al pueblo samaritano.
"El negro es un color terrible para nacer en este mundo", escribió James Baldwin en "Notas de un hijo nativo". Es sorprendente lo volátil que puede ser una conversación cuando abordamos cuestiones raciales y abuso de poder. Lamentablemente, este fenómeno no es menos presente en la cristiandad. Los insultos, etiquetas y lenguaje denigrante son frecuentemente utilizados como armas.
Cada individuo, obra de nuestro Padre, es valioso. Él nos invita a tratarnos con el respeto y la dignidad que merece cada miembro de la raza humana; todos creados y amados por Él.
Somos una sola raza, la humana, y todos llevamos en nosotros la imagen de Dios, sin excepciones.
Menospreciar a alguien es desafiar la visión divina sobre quién es esa persona. Tratar a otros como inferiores también contradice el ejemplo de Jesucristo.
Para comprender a los demás, debemos seguir su ejemplo. Se encarnó, se hizo uno de nosotros y experimentó nuestra existencia. Al hacerlo, se convirtió en la esperanza de nuestra redención. Su vida es el mayor testimonio de empatía y comprensión que jamás haya existido. Nos insta a seguir sus pasos.
Dios creó y sigue creando una maravillosa diversidad de seres humanos. Piensa en el cuerpo de Cristo: brazos, piernas, ojos, orejas. Todos distintos y vitales, todos con un propósito divino, todos reflejan Su gloria y naturaleza. Despreciar la diversidad y menospreciar a los demás contradice la esencia del Dios que nos formó.
Oración
Señor, en tu infinita sabiduría nos creaste diversos y únicos; ayúdanos a reconocer tu imagen en cada persona, a amar sin distinciones y a reflejar en nuestras acciones el amor y respeto que Jesucristo nos mostró. Amén.
GÉNESIS 3:20-24: Todos compartimos un origen común.
DEUTERONOMIO 10:17: Un Dios grande y poderoso no hace distinciones.
MALAQUÍAS 2:10: Todos tenemos un Padre en común. ¿Por qué herirnos?
JUAN 13:34: A través de Jesús, Dios nos manda amarnos como Él nos ama.
GÁLATAS 3:28: En Cristo, todos somos uno.
EFESIOS 2:14-18: Jesús, por medio de la cruz, unió a la humanidad.
Autor
Maritza Mosquera
Líder Cenfol PEC -Bogotá
Licenciada en teologíca
Directora propósito Capacitar Cenfol
Educación Pre-escolar
Licenciada en teologíca
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Educación Pre-escolar
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Carolina
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