Ser o No Mujer... ¿Cuál es la cuestión?

Iniciemos con algo actual en este hermoso día que se celebra el Día de la Mujer, y lo más actual que puedo recordar en este día es a un hombre que amaba a las mujeres. A lo largo de los tiempos, por medio de la filosofía, la literatura, la poesía, la historia, nos encontramos con innumerables relatos de cómo este hombre defendía, protegía, proveía y amaba a la mujer en toda su virtud y esencia.

Hoy, en el día del 8M, iniciemos hablando de Jesús, el 'Yo Soy', el que a lo largo de su caminar en la tierra, antes de ir al cielo y prometer que volvería por segunda vez, se encuentra con muchas mujeres y, con actos de amor y servicio, les muestra la verdadera feminidad. Hoy quiero que veamos un encuentro especial que él tuvo en un pozo de agua en Sicar, en la región de Samaria.

Ella es la samaritana, una mujer socialmente despreciada, llena de acusaciones y rechazos, hasta ella misma se acusaba, su conciencia la guiaba a sentirse culpable e inmerecedora de respeto, admiración o amor, buscando agradar a otros, se perdía a ella misma. Miramos que con esta mujer Jesús rompe todos los tabúes; él le devuelve derechos que la sociedad de su época, bajo una cultura de menosprecio, utilitarismo y juicio, le habían quitado.

Él, Jesús, en su inmenso amor al ser Dios, apunta directamente a su identidad, a lo que la mueve a hacer lo que ella hace, a lo que desdibuja y daña lo que ella es y la confronta en amor con su realidad. Le pregunta: ¿Dónde está tu marido?, apuntando directamente a su necesidad no saciada, a su existencialismo emocional, vacío y soledad.

El mundo confronta la identidad de la 'mujer'; la era postmoderna impulsa a que la mujer pierda su identidad y el diseño original de ser mujer. Vemos cómo se exhibe con gran frivolidad su cuerpo, se comercia su esencia e impulsan ideologías llenas de mentira y de confusión para dañar la creatividad que tuvo Dios al crear a la mujer a su imagen y semejanza Génesis 1:27 como una obra maestra Efesios 2:10. Se alzan voces de ‘liberación femenina' y 'no al machismo', pero cada día más se sigue minimizando y ridiculizando el hecho de SER MUJER, junto con los roles que como hijas, madres, hermanas, amigas, primas, vecinas, representamos; la ternura, sencillez, delicadeza parecen que han pasado de moda y lo menos que algunas mujeres quieren es verse y sentirse MUJER.

Nos encontramos en una encrucijada: ¿ser o no ser mujer? Hay un cuestionamiento social, cultural y moral de cómo se ‘debe’ comportar una mujer, los ideales del mundo que, en medio de sus huecas y vanas filosofías, impulsan a desdibujar ese diseño original que Jesús le explicó al lado de un pozo a una mujer: “Exclama entonces la mujer: Señor, dame de esa agua; así ya no volveré a tener sed ni tendré que venir aquí a sacar agua. Jesús le dice: Vete a tu casa, llama a tu marido y vuelve acá. Ella le contesta: No tengo marido. Es cierto —reconoce Jesús—; no tienes marido. Has tenido cinco y ese con el que ahora vives no es tu marido. En esto has dicho la verdad”.

Jesús [habla con ella] sobre cuál es su verdadera identidad y lo que la lleva a que su sed no sea saciada, buscando saciar su sed en otras personas; porque 5 maridos has tenido. NADA, ninguna persona, éxito, dinero, podrá saciarte, le explica Jesús y esta mujer, en su humildad y sencillez de corazón, reconoce su insuficiencia y su deseo de ser saciada por esa agua que hará que no siga perdiendo su identidad.

Hoy en el 8M, recordemos nuestra verdadera identidad femenina, tenemos roles dentro de la cultura y sociedad que requieren ser mostrados, sentirnos orgullosas de cada uno de ellos y la función que tenemos en nuestras familias: La calidez, protección, amor incondicional, seguridad que damos a los que nos rodean, nuestra ternura, amabilidad, valentía y fuerza que nos caracterizan, siendo mujeres realmente empoderadas en el amor que el mismo JESÚS nos dio el día que murió en la cruz, para defender nuestra esencia y lo que representamos, exaltando en cada situación el hecho de ser MUJER.

¡Feliz día!
Oración

Señor Jesús, gracias por haberme creado con características y roles tan especiales. Escogiste el vientre de una mujer para crecer ahí. Que cada día, como hijas amadas tuyas, demos el valor real de ser mujeres, derriba en nuestras mentes toda mentira que se gesta en la sociedad a través de tantas ideologías y permítenos cada día vivir recordando que tú nos diseñaste para cumplir propósitos eternos, revélanos cada día más tu verdad y perdónanos por rechazar en algunos momentos nuestra esencia y dejarnos permear por la cultura y no por la palabra de Dios que es tu verdad. Amén.

Lectura bíblica necesaria: Juan 4