¿Qué estás buscando?

¿Quién no desearía que los negocios vayan bien, o que haya sustento en su casa? ¿Quién no quisiera experimentar la abundancia que viene de Dios, o su bendición en todo lo que hace?

Sin embargo, existe otra realidad. Puedes llegar a valorar más la dádiva que al dador. La bendición más que a quien bendice.

¿Por qué?
Porque tendemos a poner nuestra confianza en el lugar equivocado.

Habacuc, al igual que Jonás, descubrió que su relación con Dios era lo que le daba sentido a todo lo demás en su vida. Tú también descubrirás que es allí donde reside la raíz de tu vigor. La fortaleza de tu vida. La puerta de tu bendición. Por eso...

«Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales;...» - Habacuc 3:17 RVR1960

Con todo esto, y todo lo demás...

«Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.» - Habacuc 3:18 RVR1960

Punto de acción

La próxima vez que te estés quejando por alguna circunstancia en tu vida, recuerda lo que Habacuc descubrió:

«Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.» - Habacuc 3:19 RVR1960

Lectura bíblica necesaria: Habacuc 3