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Sep08
Algo por hacer
►Lucas 9:62(RVR60)
Dios nos ha delegado una tarea que hacer…
El asunto es que hay algo un poco más importante en nuestra vida que hacer primero; después, cuando hayamos terminado con aquella cosa que teníamos que terminar primero, sale otra tarea urgente, y así se repite el ciclo. De modo que nunca llegamos a estar suficientemente desocupados para servir a Cristo de verdad.
No es que rechacemos la idea que recibimos, no decimos: "no" a Dios. Lo que pasa es que decidimos que no podemos hacerlo ahora porque hay algo un poco más importante que necesitamos hacer primero.
«Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.»
Lucas 9:59-60
Pensamos que lo haremos después. Después de alcanzar nuestras metas en el trabajo, tendremos más tiempo para dedicar y obedecer. Después de ahorrar suficiente para la jubilación, seremos radicalmente generosos. Después de que nuestros hijos empiecen la escuela, salgan del colegio, o terminen la universidad y se casen, entonces podremos trabajar bastante con Jesús.
Lo que decidimos es terminar primero este "algo" que necesitamos hacer, y una vez que estamos libres, trabajaremos en la tarea que Dios nos dio.
Nuestro plan nunca funciona porque el proceso se repite; con el tiempo, todas estas tareas importantes se convierten en una gran cadena de cosas que tenemos que terminar antes de realmente trabajar con Jesús de verdad.
La verdadera solución a esta barrera es poner primero, lo primero. Cuándo Jesús nos da una idea de algo que podríamos hacer con Él, debemos empezar a hacerlo inmediatamente.
«Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.»
1 Corintios 15:10
Punto de acción:
Debemos poner la más alta prioridad en las tareas que Jesús nos da.
No debemos permitir que las tareas de nuestra propia vida tengan una prioridad más alta que las tareas que recibimos de Jesús. Debemos empezar con el trabajo que Cristo nos da, aún en medio de las demandas de nuestra vida. No podemos esperar a tener nuestra vida totalmente despejada, antes de poder trabajar con Jesús de verdad
Lectura bíblica necesaria: Hechos 14(RVR60)El asunto es que hay algo un poco más importante en nuestra vida que hacer primero; después, cuando hayamos terminado con aquella cosa que teníamos que terminar primero, sale otra tarea urgente, y así se repite el ciclo. De modo que nunca llegamos a estar suficientemente desocupados para servir a Cristo de verdad.
No es que rechacemos la idea que recibimos, no decimos: "no" a Dios. Lo que pasa es que decidimos que no podemos hacerlo ahora porque hay algo un poco más importante que necesitamos hacer primero.
Lucas 9:59-60
Pensamos que lo haremos después. Después de alcanzar nuestras metas en el trabajo, tendremos más tiempo para dedicar y obedecer. Después de ahorrar suficiente para la jubilación, seremos radicalmente generosos. Después de que nuestros hijos empiecen la escuela, salgan del colegio, o terminen la universidad y se casen, entonces podremos trabajar bastante con Jesús.
Lo que decidimos es terminar primero este "algo" que necesitamos hacer, y una vez que estamos libres, trabajaremos en la tarea que Dios nos dio.
Nuestro plan nunca funciona porque el proceso se repite; con el tiempo, todas estas tareas importantes se convierten en una gran cadena de cosas que tenemos que terminar antes de realmente trabajar con Jesús de verdad.
La verdadera solución a esta barrera es poner primero, lo primero. Cuándo Jesús nos da una idea de algo que podríamos hacer con Él, debemos empezar a hacerlo inmediatamente.
1 Corintios 15:10
Punto de acción:
Debemos poner la más alta prioridad en las tareas que Jesús nos da.
No debemos permitir que las tareas de nuestra propia vida tengan una prioridad más alta que las tareas que recibimos de Jesús. Debemos empezar con el trabajo que Cristo nos da, aún en medio de las demandas de nuestra vida. No podemos esperar a tener nuestra vida totalmente despejada, antes de poder trabajar con Jesús de verdad