Principio activo

En la industria farmacéutica en general existe el concepto llamado: El principio activo, que básicamente es la sustancia o componente indiscutible o mejor, imprescindible para que los medicamentos tengan los resultados esperados o en otras palabras, es el “poder” que tiene una sustancia para restaurar, corregir o modificar alguna función fisiológica.

Hazte esta pregunta: ¿Cuál es tu principio activo o esencial en tu vida cristiana? Piénsalo por unos segundos…

Para todo creyente en Jesucristo que desea ser un hacedor de la palabra de Dios, la fe es su principio activo, es decir, lo primero y/o principal que se debe mantener en constante acción dentro de su relación con el Señor para poder cosechar las recompensas y vivir la aventura espiritual que anhela.

El asunto es que muchos hemos creído que con un solo acto o unos pocos momentos de fe es suficiente para toda la vida o parte de ella, pero no es así, nuestra fe no se debe diluir con el tiempo ni mucho menos adulterar, mezclar con otros ingredientes; el tipo de fe a la que nos abrazamos, la fe bíblica, debe ser activa, dinámica, creativa, colaboradora, emprendedora, diligente y claramente centrada en Dios; esta fe nos hace entender que nuestra confianza en el Señor nos lleva a hacer algo o de lo contrario está agonizado o tal vez muerta, como bien lo dijo el apóstol Santiago.

«Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» (2:17)

Punto de acción:

Como el principio activo, la fe igualmente puede restaurar, corregir o modificar tu funcionamiento espiritual. Tu fe es la respuesta al poder de Dios, es la convicción de que Él y Tú juntos son más que vencedores.

¿Qué te dice Dios de las circunstancias que te rodean? ¿Estás listo(a) a responder con confianza en su palabra y de acuerdo a su voluntad? ¿Cuál es tu principio activo real?