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Sep12
Pide como quieras
Mes // Septiembre

►Salmo 27:7(RVR60)
El péndulo de la espiritualidad se mueve con fuerza cuando buscamos a Dios en oración. Ella pasa del gemir hasta llegar a la alabanza.
Puedes comenzar con un fuerte gemido, quizás desesperado en el que invocas al Señor de la manera en que crees que pronto responderá, y le dices:
La seguridad que el Espíritu da a nuestra vida nos dice que Él oye y responde, por lo tanto, pronto convertirá este gemido en oración y en ella dices:
“Ten misericordia de mí” Tu corazón deja atrás la angustia, opresión, dejas de ser un necesitado más y pasar al otro nivel.
Llegas a la alabanza, “termina el llanto y viene el gozo”, todo tu ser que ha experimentado el fuerte mover del péndulo ha pasado al agradecimiento. Ahora bien, dices: Dios me ha oído, me ha respondido.
En este salmo 27 hay una particularidad gramatical y es que el salmista, además de darse la oportunidad de este movimiento espiritual, también nos muestra que, si bien en este versículo 7 se hace la oración de manera positiva, en el versículo 9 muestra como también hace su clamor en frases negativas:
Entre unas y otras peticiones deja ver la fuente de su seguridad a pesar de todo:«Mi ayuda has sido». ¡Cómo no sumarnos a esta declaración, haciéndola nuestra! Habiendo pasado por circunstancias diversas, pruebas y dificultades, Dios ha sido nuestro sostén y ayuda. Tenemos que confesarlo y reconocerlo ya que “la gratitud es la memoria de nuestro corazón”.
Realmente puedes pedir como quieras, gemir, orar, alabar, dar gracias, en frases positivas o negativas, pero con la seguridad de que solo Dios es tu ayuda y siempre te oye, responde.
Punto de acción:
Puedes buscar la respuesta a tu oración pidiendo como quieras, estas diversas formas nos dan seguridad de que si hay algo que nos impulsa a ver mover el péndulo de la espiritualidad es saber que Su única y absoluta ayuda nos traerá la respuesta.
Lectura bíblica necesaria: Salmo 130:2-5(RVR60)Puedes comenzar con un fuerte gemido, quizás desesperado en el que invocas al Señor de la manera en que crees que pronto responderá, y le dices:
- “Óyeme”
- “Respóndeme”
- “A ti clamo” (como si Él mismo no lo supiera).
La seguridad que el Espíritu da a nuestra vida nos dice que Él oye y responde, por lo tanto, pronto convertirá este gemido en oración y en ella dices:
“Ten misericordia de mí” Tu corazón deja atrás la angustia, opresión, dejas de ser un necesitado más y pasar al otro nivel.
Llegas a la alabanza, “termina el llanto y viene el gozo”, todo tu ser que ha experimentado el fuerte mover del péndulo ha pasado al agradecimiento. Ahora bien, dices: Dios me ha oído, me ha respondido.
En este salmo 27 hay una particularidad gramatical y es que el salmista, además de darse la oportunidad de este movimiento espiritual, también nos muestra que, si bien en este versículo 7 se hace la oración de manera positiva, en el versículo 9 muestra como también hace su clamor en frases negativas:
- “No escondas tu rostro de mi”
- “No apartes con ira a tu siervo”,
- “No me dejes”,
- “No me desampares”.
Entre unas y otras peticiones deja ver la fuente de su seguridad a pesar de todo:«Mi ayuda has sido». ¡Cómo no sumarnos a esta declaración, haciéndola nuestra! Habiendo pasado por circunstancias diversas, pruebas y dificultades, Dios ha sido nuestro sostén y ayuda. Tenemos que confesarlo y reconocerlo ya que “la gratitud es la memoria de nuestro corazón”.
Realmente puedes pedir como quieras, gemir, orar, alabar, dar gracias, en frases positivas o negativas, pero con la seguridad de que solo Dios es tu ayuda y siempre te oye, responde.
Punto de acción:
Puedes buscar la respuesta a tu oración pidiendo como quieras, estas diversas formas nos dan seguridad de que si hay algo que nos impulsa a ver mover el péndulo de la espiritualidad es saber que Su única y absoluta ayuda nos traerá la respuesta.
Autor: María Piedad Mesa
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