«Aconteció que, cuando todo el pueblo se bautizaba, Jesús también fue bautizado; y, mientras oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma, y una voz del cielo dijo: 'Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.'»
∆ S. Lucas 3:21-22