Corazón enfermo

Dios hizo al hombre con un corazón, para que sea íntegro, entendido, inclinado solo a Él, su creador y diseñador, además para ser señor y dueño de él.

Desafortunadamente, la falta de cada una de esas características mete al hombre en una carrera equivocada: dividirlo. Un poco para el Señor y otros de a pocos para muchas otras cosas, casi todas ellas que riñen con su señorío.

Un corazón dividido, es decir, un corazón enfermo como el de Salomón que dio lugar a otros dioses, que se dejó llevar por mujeres extrañas y a ellas lo indujeron, no le dejaron ser fiel al Señor. Él sabiamente había pedido un corazón sabio y entendido para poder gobernar ese pueblo tan grande y Dios se lo concedió, pero acciones separadas de la voluntad de Dios dividieron su corazón y la consecuencia de su pecado fue también un reino dividido después de su muerte, el que su padre David había logrado unir.

¿Cómo se manifestaba la enfermedad del corazón de Salomón, la que debemos evitar a toda costa?

• - Cambió el objeto de su amor: «Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón, a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A estas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón» . 1 Reyes 11:1-3
• - Cambió el fundamento de su confianza: «Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas» . 1 Reyes 11:5
• - Cambió el propósito de su vida: «E hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre» . 1 Reyes 11:6

¿Y cuál fue el mal resultado de esta enfermedad buscada?

«Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová» . 1 Reyes 11:9-10

Dios se enojó, se apartó de la dirección que le daba, pues ya no la buscaba ni la recibía. Por lo tanto, ya no lo amaba solamente a Él, su corazón se dividió en tantos pedazos como amores albergó en él. Para Dios esto es abominable y la consecuencia es una vida inestable que salta de una cosa a otra: ya no era una mujer sino 700 reinas y 300 concubinas. Ya no era un dios sino todos los que ellas le presentaban.

Punto de acción

Anhela un corazón solo para Dios. Tenerlo dividido es un problema, una enfermedad que solo se cura con un quebranto de espíritu que permita el perdón de Dios, la renuncia a la causa de división y el volver a tener el primer corazón dado y diseñado por Él, solamente para Él.