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Sep09

Redimidos

Mes // Septiembre 2024

Redimidos
«Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno hiciere especial voto a Jehová, según la estimación de las personas que se hayan de redimir, lo estimarás así.» ► Levítico 27:2

A lo largo de la Biblia encontramos repetidamente la palabra "redimir". ¿Pero qué significa redimir? Según la concordancia bíblica, redimir es liberar, rescatar, salvar. En el libro de Levítico, vemos un conjunto de leyes que Jehová dio a Moisés para que el pueblo las cumpliera cabalmente. De esta manera, podían establecer una relación con Dios y vivir en santidad.

El voto especial dependía de la persona y era de carácter voluntario, ofrecido según la estimación de las personas que se debían redimir. Era necesario que el hombre actuara.

Reflexionar sobre la redención en el Antiguo Testamento me lleva a considerar el gran privilegio que tenemos hoy como cristianos. Para nosotros, la redención nace del amor de Dios, quien dio a su Hijo amado para que, a través de Él, fuéramos salvos.

Tú y yo no podíamos hacer absolutamente nada para ser salvos; solo la gracia de nuestro Señor Dios podía redimirnos del pecado. La obra perfecta de la cruz abrió un nuevo camino, rompió la barrera del pecado que nos separaba de Dios y nos dio la libertad de acercarnos al trono de la gracia.

Hoy quiero invitarte a que tomes un tiempo especial para recordar las maravillas de la redención. Efesios 1:7 dice: «En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia» (RV60). Este versículo nos recuerda una vez más que no es por obras, sino por la gracia de Dios.

Me encanta Hebreos 10:10-21, porque recopila verdades bíblicas que no podemos olvidar. Hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. El Señor no se acuerda de nuestros pecados y transgresiones; donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado. Necesitamos recordar constantemente que no es por obras, sino por la gracia de Dios que hoy somos redimidos.

Juan 19:30 dice: «Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu» (RV60). Jesús en la cruz cumplió la misión que le había encomendado Dios Padre. Él pagó el precio por nosotros, y este ha sido el gesto de amor más grande que alguien haya podido hacer por la humanidad.

Mientras leía Levítico, reflexionaba sobre por qué, siendo salvos y redimidos por la gracia y el amor perfecto de Jesús, nos cuesta tanto vivir bajo el poder de la resurrección en nuestras vidas. A veces, nos encontramos como en Levítico, tratando de consagrar todo para obtener la santificación y la vida eterna, que ya hemos recibido de Jesús, y en ese afán hemos dejado de disfrutar la bendición de la redención.

Rinde tu corazón a Jesús para que tu vida sea el reflejo y testimonio de la resurrección. Que nuestra vida sea de olor fragante, y que todo lo que el Señor nos ha dado, así como el ministerio que Él nos ha otorgado, sea consagrado para la gloria y honra de nuestro Señor Jesucristo.

Punto de acción

Señor, hoy quiero pedirte que hables a nuestro corazón. Que podamos recordar, por tu Espíritu Santo, las maravillas de tu perfecta obra en la cruz. Ya no somos esclavos, somos libres; ayúdanos a caminar reflejando el poder de la resurrección en nuestras vidas. Tú nos has redimido, y ese es nuestro más grande tesoro. En el nombre de Jesús. Amén.

Lectura bíblica necesaria: Levítico 27.

Autor

Ana Mercedes Suarez

Ana Mercedes Suarez

Coordinador Paulina
Cenfol Panama

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