CONTIENDE ARDIENTEMENTE POR LA FE Parte III

La voluntad de Dios acerca de cada uno de nosotros, los creyentes, Sus hijos, es que toda manifestación de nuestra vida respecto a los demás sea una demostración del amor de Dios por ellos y por nosotros. Así que, cuando Judas, en su pequeña carta de tan solo un capítulo, nos trae diferentes enseñanzas:

Estar atentos a los falsos maestros, que pueden hacernos caer y dañar la iglesia. Una vez reconociéndolos, debemos exhortarlos y edificarlos. Pero también se nos enseña la manera en que debemos proceder, ya que cada uno de ellos presenta características diferentes:

• «A algunos que dudan, convencedlos» (Vers. 22)
  Debemos afirmarlos con la Palabra de Dios, demostrarles, persuadirles, pero con amabilidad y con compasión; no podemos callar por temor a que sea nuevo o que lleve mucho tiempo en la iglesia. Oremos, pidiendo ayuda al Espíritu Santo y actuemos convenciendo con la Palabra de Dios, estando seguros de que entienden y comprenden la verdad para poder hacerla parte de su vida.
• «A otros salvad, arrebatándolos del fuego» (Vers. 23 a)
  Un testimonio eficaz salva a las personas del juicio de Dios. Rescatémoslos del fuego eterno. ¿Alguna vez has vivido una situación de salvar a alguien de las llamas del fuego? ¿Puedes imaginarte cómo sería? No habría tiempo de preguntarle si quiere o no salir de allí. Habría que actuar con intrepidez, con seguridad. Así mismo nos corresponde cuando conocemos que alguien, por su vida de pecado, va camino al infierno. No podemos hacerlo lentamente, no hay que pedirle mucha decisión. Debemos actuar empoderados en la verdad que dice que solo en Cristo hay salvación y vida eterna, contrario al otro único camino de condenación.
• «Y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aún la ropa contaminada por su carne» (Vers. 23 b)
  Aborrecer aún la ropa contaminada por su carne significa que debemos aprender de nuestro Padre celestial, que, aunque odia el pecado, nos ama como pecadores, y la característica que expresa en esa área de Su carácter es misericordia y amor. Por eso la porción inicial nos dice: «Conservaos en el amor de Dios» . Esta es la manera de CONTENDER ARDIENTEMENTE POR NUESTRA FE, atrayendo a muchos otros al Reino del Señor Jesús.

Punto de acción

Esta enseñanza nos permite reconocer las características de las diferentes personas que nos rodean, dentro o fuera de la iglesia, y nos da directrices muy claras sobre qué hacer con cada una de ellas. En este momento, puedes pensar en 3 que aún necesiten de tu ayuda doctrinal y entonces qué hacer... ¿alguno para convencer?, ¿alguno para arrebatar?, ¿alguno para tenerle misericordia? En cuanto puedas, ejercítalo personalmente.